jueves, 1 de enero de 2015

NOTA 8. CREATIVIDAD, ARTE Y LOCURA - VAN GOGH


CREATIVIDAD, ARTE Y LOCURA - VAN GOGH

Algunos personajes padecieron distintos tipos de trastornos y, sin embargo, trascendieron por su genio y por sus obras. Para algunos de ellos, los momentos de mayor creatividad coincidieron con las manifestaciones más agudas de su enfermedad.
Ante estas personalidades, surge el interrogante de cómo habría sido su actividad creativa de haber estado psíquicamente sanas ¿Fue la enfermedad una fuerza esencial que los llevó a incursionar en terrenos donde nadie se animaría, o los impulsó a trabajar intensamente para escapar de sus delirios? Quizás el lector tenga la respuesta.


VINCENT VAN GOGH



Además del enorme valor artístico, sus dibujos y pinturas aportan una mirada desde adentro al mundo de las alteraciones mentales, a través de obras creadas por un artista que pasó largo tiempo en hospitales psiquiátricos y sufrió en carne propia graves perturbaciones que lo llevaron desde la máxima euforia creativa hasta el límite de la angustia y la desesperación.
A lo largo de toda su carrera, el célebre pintor holandés expresó artísticamente en diversas formas de su depresión y su manía, dos estados anímicos que exaltaban o adormecían su impulso creador y que se alternaron dramáticamente durante los 37 años que habitó este mundo.
Van Gogh supo exteriorizar de manera muy personal el clásico tema de la melancolía, con la genialidad de darle un aspecto novedoso y original. Mientras el arte renacentista pintaba el spleen como un atributo inherente al individuo,, bajo el dominio de oscuras fuerzas, para Van Gogh era atribuible más bien al desamparo social. Sus víctimas, como él mismo, eran parias del orden social establecido. Entre 1881 y 1882, dibujó una serie de figuras sentadas y llorando. Durante su permanencia en La Haya realizó esbozos a mano a lápiz de una mujer sollozando, con la cabeza cubierta por sus brazos, sumida en un profundo abatimiento. También se han conservado al menos cuatro bocetos de un viejo angustiado, que realizó durante ese mismo período. Sus ensayos de figuras dolientes culminaron con dos trabajos mayores: el desnudo femenino de “Sorrow”, en tres versiones, y el hombre sentado de “La puerta de la eternidad.”



Su euforia en cambio, se reflejaba en su desbordante energía creadora y en la pincelada enérgica que caracteriza a la gran mayoría de sus telas. Impetuoso, testarudo y desalineado, simplemente no calzaba en la sociedad establecida. Probó realizar distintas actividades y en todas le fue mal. Luego de su fracasado intento de convertirse en predicador religioso, se dedicó a pintar literalmente como un enajenado. Trabajó tan intensa y febrilmente que a veces terminaba un cuadro en el mismo día. En menos de diez años, desde que comenzó a trabajar en la pintura con regularidad y dedicación profesional, en 1888, hasta su muerte, en 1890, realizó una obra que supera las 850 pinturas y una cantidad similar de dibujos.
Los trastornos mentales y emocionales fueron un tema de profundo interés para el pintor y quedaron plasmados especialmente en sus obras de madurez. Van Gogh supo ilustrar como pocos el mundo de los insanos, gracias a su experiencia personal y su contacto de primera fuente con la depresión, la psicosis, la manía y otras alteraciones. Sin embargo, sus ambientes y personajes no expresan solamente un comentario social, representan también un cambio de la antigua actitud hacia las personas psíquicamente perturbadas.



Su cuadro “La sala de hombres”, pintado en 1889, se basa en la propia experiencia de Van Gogh en el asilo, luego de haberse cortado la oreja durante una crisis mental, y nuevamente en febrero del año siguiente, víctima de un delirio de persecución. En la primavera de 1889 ingresó voluntariamente al sanatorio de Saint Paul de Mausole, en las afueras de Saint Remy. Durante todo ese año pintó muchos estudios de los alrededores del sanatorio, pero su cuadro La sala de hombres tiene la característica de incluir figuras de pacientes.
En sus cartas, Van Gogh cuenta que tuvo la idea de hacer esa pintura después de leer el relato de Dostoievski “Recuerdo de la casa de los muertos” y con sus pinceladas quiso mostrar un punto de muertos en vida: los pacientes con los que convivió. Al llegar a Saint Remy, sentía el temor de volverse definitivamente loco, pero luego tuvo un cambio radical en su comprensión de los sufrimientos psíquicos, enfrentando cara a cara la enfermedad mental como una realidad humana y cotidiana.



Algunos críticos explican su estilo vertiginoso y sus pinceladas ondulantes como una manifestación de su insania mental. Para otros, sin embargo, no puede confundirse su originalidad y audacia artísticas con una extravagancia patológica y delirante.
A pesar de sus alteraciones psíquicas, de las dificultades materiales, de su corta carrera y de la falta de reconocimiento en su época, dejó una enorma producción artística que hoy tiene un valor incalculable.



Van Gogh

El pobre hombre
no logra hechizarme.
Ante su tosca paleta
se dispersa en mi toda perspectiva
amable de vida. ¡Con qué frialdad
pintó su obra vital!.
Pintaba, opino, demasiado bien.
Si alguien desea sentirse importante
en la exposición,
le aterrorizará pincel tan brioso.
Atroces son esos sembrados, campos, árboles
que le arrebatan a uno el reposo
nocturno como sueños groseros.
No obstante respeto los vehementes
esfuerzos artísticos, por ejemplo
ante un cuadro donde se ven
locos en el manicomio.
Calor del sol, aire, tierra, viento
los reproducía de maravilla.
Pero uno baja pronto los párpados
ante tamaña fuerza autotorturadora
en tal obra en parte satisfactoria.
Uno empieza a horrorizarse,
si la belleza del arte se reduce
a exhibir desconsideradamente su deber,
querer y poder ante las almas que lo contemplan.
Al ver un cuadro suyo, anhelo
ser acariciado por un hada bondadosa.
Nada, nada. Adios.

Robert Walser (1878-1956)
Extraído del libro Ante la pintura. Ed. Siruela








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