CREATIVIDAD, ARTE Y LOCURA - VAN GOGH
Algunos personajes padecieron distintos tipos de trastornos y, sin
embargo, trascendieron por su genio y por sus obras. Para algunos de ellos, los
momentos de mayor creatividad coincidieron con las manifestaciones más agudas
de su enfermedad.
Ante estas personalidades, surge el interrogante de cómo habría sido su
actividad creativa de haber estado psíquicamente sanas ¿Fue la enfermedad una
fuerza esencial que los llevó a incursionar en terrenos donde nadie se
animaría, o los impulsó a trabajar intensamente para escapar de sus delirios? Quizás
el lector tenga la respuesta.
VINCENT VAN GOGH
Además
del enorme valor artístico, sus dibujos y pinturas aportan una mirada desde
adentro al mundo de las alteraciones mentales, a través de obras creadas por un
artista que pasó largo tiempo en hospitales psiquiátricos y sufrió en carne
propia graves perturbaciones que lo llevaron desde la máxima euforia creativa
hasta el límite de la angustia y la desesperación.
A
lo largo de toda su carrera, el célebre pintor holandés expresó artísticamente
en diversas formas de su depresión y su manía, dos estados anímicos que
exaltaban o adormecían su impulso creador y que se alternaron dramáticamente
durante los 37 años que habitó este mundo.
Van
Gogh supo exteriorizar de manera muy personal el clásico tema de la melancolía,
con la genialidad de darle un aspecto novedoso y original. Mientras el arte
renacentista pintaba el spleen como un atributo inherente al individuo,, bajo
el dominio de oscuras fuerzas, para Van Gogh era atribuible más bien al
desamparo social. Sus víctimas, como él mismo, eran parias del orden social
establecido. Entre 1881 y 1882, dibujó una serie de figuras sentadas y
llorando. Durante su permanencia en La Haya realizó esbozos a mano a lápiz de
una mujer sollozando, con la cabeza cubierta por sus brazos, sumida en un
profundo abatimiento. También se han conservado al menos cuatro bocetos de un
viejo angustiado, que realizó durante ese mismo período. Sus ensayos de figuras
dolientes culminaron con dos trabajos mayores: el desnudo femenino de “Sorrow”,
en tres versiones, y el hombre sentado de “La puerta de la eternidad.”
Su
euforia en cambio, se reflejaba en su desbordante energía creadora y en la
pincelada enérgica que caracteriza a la gran mayoría de sus telas. Impetuoso,
testarudo y desalineado, simplemente no calzaba en la sociedad establecida.
Probó realizar distintas actividades y en todas le fue mal. Luego de su
fracasado intento de convertirse en predicador religioso, se dedicó a pintar
literalmente como un enajenado. Trabajó tan intensa y febrilmente que a veces
terminaba un cuadro en el mismo día. En menos de diez años, desde que comenzó a
trabajar en la pintura con regularidad y dedicación profesional, en 1888, hasta
su muerte, en 1890, realizó una obra que supera las 850 pinturas y una cantidad
similar de dibujos.
Los
trastornos mentales y emocionales fueron un tema de profundo interés para el
pintor y quedaron plasmados especialmente en sus obras de madurez. Van Gogh
supo ilustrar como pocos el mundo de los insanos, gracias a su experiencia
personal y su contacto de primera fuente con la depresión, la psicosis, la
manía y otras alteraciones. Sin embargo, sus ambientes y personajes no expresan
solamente un comentario social, representan también un cambio de la antigua
actitud hacia las personas psíquicamente perturbadas.
Su
cuadro “La sala de hombres”, pintado en 1889, se basa en la propia experiencia
de Van Gogh en el asilo, luego de haberse cortado la oreja durante una crisis
mental, y nuevamente en febrero del año siguiente, víctima de un delirio de
persecución. En la primavera de 1889 ingresó voluntariamente al sanatorio de
Saint Paul de Mausole, en las afueras de Saint Remy. Durante todo ese año pintó
muchos estudios de los alrededores del sanatorio, pero su cuadro La sala de
hombres tiene la característica de incluir figuras de pacientes.
En
sus cartas, Van Gogh cuenta que tuvo la idea de hacer esa pintura después de
leer el relato de Dostoievski “Recuerdo de la casa de los muertos” y con sus
pinceladas quiso mostrar un punto de muertos en vida: los pacientes con los que
convivió. Al llegar a Saint Remy, sentía el temor de volverse definitivamente
loco, pero luego tuvo un cambio radical en su comprensión de los sufrimientos
psíquicos, enfrentando cara a cara la enfermedad mental como una realidad
humana y cotidiana.
Algunos
críticos explican su estilo vertiginoso y sus pinceladas ondulantes como una
manifestación de su insania mental. Para otros, sin embargo, no puede
confundirse su originalidad y audacia artísticas con una extravagancia
patológica y delirante.
A
pesar de sus alteraciones psíquicas, de las dificultades materiales, de su
corta carrera y de la falta de reconocimiento en su época, dejó una enorma
producción artística que hoy tiene un valor incalculable.
Van
Gogh
El pobre hombre
no logra
hechizarme.
Ante su tosca
paleta
se dispersa en
mi toda perspectiva
amable de vida.
¡Con qué frialdad
pintó su obra
vital!.
Pintaba, opino,
demasiado bien.
Si alguien desea
sentirse importante
en la
exposición,
le aterrorizará
pincel tan brioso.
Atroces son esos
sembrados, campos, árboles
que le arrebatan
a uno el reposo
nocturno como
sueños groseros.
No obstante
respeto los vehementes
esfuerzos
artísticos, por ejemplo
ante un cuadro
donde se ven
locos en el
manicomio.
Calor del sol,
aire, tierra, viento
los reproducía
de maravilla.
Pero uno baja
pronto los párpados
ante tamaña
fuerza autotorturadora
en tal obra en
parte satisfactoria.
Uno empieza a
horrorizarse,
si la belleza
del arte se reduce
a exhibir
desconsideradamente su deber,
querer y poder
ante las almas que lo contemplan.
Al ver un cuadro
suyo, anhelo
ser acariciado
por un hada bondadosa.
Nada, nada.
Adios.
Robert Walser
(1878-1956)
Extraído del
libro Ante la pintura. Ed. Siruela
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