CRÓNICA DEL RESCATE DE UN POETA
(CARLOS ORTIZ)
PRÓLOGO
Según el diccionario
de la R.A.E. y la enmienda de avance publicada en la vigésimo tercera edición,
empatía, es el sentimiento de identificación con algo o alguien.
Así se dieron en su
momento, dos de los necesarios elementos para que ella (la empatía) surgiera
naturalmente.
Un programa radial
(algo) y la presencia del doctor Guillermo Pinotti (alguien).
Conservo aún los
mensajes que intercambiamos para convenir inmediatamente, la posibilidad de llevar adelante un espacio radial dedicado a difundir con términos claros y docentes, sus
conocimientos.
Sin apremios
horarios, con tiempo suficiente para
compartir e interactuar con los oyentes problemáticas cotidianas o no, reciben
un principio de respuesta, en la
autorizada opinión de Guillermo Pinotti.
Poco a poco fuimos
desacartonando la presencia de la medicina y la psiquiatría, para redescubrir muchas de sus facetas íntimas. Plástica, Música, Fotografía, Museos,
Videos científicos, Historia, no
escapan a la curiosidad y posterior investigación “del Guille” con la impronta
de su natural opinión.
Es remarcable cómo logra la inmediata
adecuación a un medio (el radial) que tiene sus códigos de programación, por
ejemplo, al que agrega y acepta incorporarle la necesaria cuota de buen humor,
aún en temas que la cultura ancestral nos ha enseñado a escuchar sin un rictus
que delate cualquier reacción a favor o en contra.
Ha escrito
estupendos relatos reales con, en algunos casos, el inteligente agregado de una
cuota de ficción, que los hace sumamente atractivos.
Su libro
“Contragolpe para una ilusión y otros cuentos”
implica al leerlo, el placer de avanzar en cada palabra, esperando la
siguiente con intriga y recuerdos, provocando imágenes dibujadas naturalmente por su particular estilo
narrativo.
Conociendo su capacidad para investigar cualquier tema que se le
plantee, y en una mañana de esas que te
levantás con “viento norte” generado por la eterna injusticia del olvido , y
ante tanto revoloteo por homenajear a un escritor foráneo que llegó a escribir
palabras muy crueles para con los habitantes de Chivilcoy , le nombro a CARLOS
ORTIZ .
La respuesta fue
sincera y contundente. De allí en más
sólo tuve que esperar unas horas para saber que Guillermo Rodolfo Pinotti,
escritor, investigador y hombre de la cultura lugareña, se había puesto en marcha. Así fui recibiendo
documentos, citas, fotografías, y borradores
de su particular opinión, que
fueron volcadas en este trabajo
que, estoy seguro, será de gran utilidad para refrescar,
descubrir y mantener en el lugar que corresponde, a un auténtico y talentoso escritor de nuestro paisaje
urbano/rural y su trágico final.
Raúl Pisani
Crónica del rescate de un poeta.
Aquella mañana en la radio, Pisani miraba
pensativo a través del cristal el paisaje de la Plaza Belgrano que brindaba un
hermoso día de sol. De pronto volteó hacia mí y, esquivando el micrófono con su
mirada, blanqueo lo que sus ideas murmuraban:
- Guille ¿Conoces al escritor Carlos Ortiz?
- No lo recuerdo…
- El del “Poema de las mieses” – insistió.
- Puede ser… pero no lo tengo claro – conteste.
Se acomodó en la
silla de costado para mover mejor las manos, y darle fuerza a su expresión,
despachando aquello que sentía:
- ¡Es el principal escritor chivilcoyano!
¡Pionero de las letras en estos pagos y reconocido por su labor en aquel
tiempo! ¡Es el poeta olvidado!
- Tirame algún dato.
- Es una historia de principios del siglo
pasado. ¡Murió asesinado en el Club Social! – continuó enroscándose en el tema.
Mirá – siguió
diciéndome mientras apuntaba con los índices hacia el techo -, te voy a hacer
un pedido pero guardalo hasta que te diga, si tenés ganas investigame este
tema. ¡Se hace tanto revoloteo con escritores que nunca hablaron bien de Chivilcoy y de Ortiz
nadie se acuerda como corresponde!
Tomé la propuesta
inmediatamente. Al regresar a casa la búsqueda en internet me devolvió una nota
periodística del historiador Juan Larrea y un dato preciso: El poeta descansa
en el Cementerio de la Recoleta hace más de cien años, precisamente en una
bóveda familiar.
Por la tarde llame a
Adriana y le conté la historia. Enseguida se prendió en el tema. El domingo 21
de septiembre de dos mil catorce era un día resplandeciente propio para el
recibimiento de la primavera. También para recorrer aquel campo santo donde
duerme la historia de nuestro país.
Llegamos por la
tarde al cementerio con mucha inquietud, pero con pocos datos. Preguntamos al
portero y nos ubicó a una de las guías. Narramos la breve historia conocida, la
fecha de muerte y de posible traslado desde Chivilcoy a Recoleta.
Entusiasmada y con inquietud la guía nos
llevo a la secretaría de informes, donde comenzó una increíble búsqueda en la
computadora con fechas y nombres tanto desde la rama de la madre del poeta - Petrona Calderón -, como su padre - Francisco Ortiz. Hasta que encontramos
un dato concreto y una ubicación posible.
Nos señalaron el punto preciso en el plano
del cementerio y ansiosos allí fuimos. Era casi la hora de cierre. Solo
quedaban algunos turistas perdidos y decenas de gatos que tomaban los últimos
rayos de sol de la tarde antes de ir dormir.
Caminamos en
silencio. Leíamos placa por placa. Nada por aquí y nada por allá. Hasta que
Adriana se detuvo y me gritó - ¡Aquí está!
En lo alto el nombre de Francisco Ortiz
identificaba la bóveda familiar. En el frente solo una placa decía: “José
Fernández Coria – Homenaje de Chivilcoy – Centro de Amistad y cultura” –
1942/29 de agosto. Coria era un periodista amigo del poeta Ortiz.
Tras las rejas de la puerta de entrada podía
verse a la izquierda, junto a un altar, una enorme placa que rezaba:
“El alma de
Chivilcoy” – “La Imnortalidad Gloriosa de Carlos Ortiz”.
Estaba todo dicho, sentimos la necesidad de
realizar un informe y hacer de tanta memoria un nuevo presente. Memoria a la
que recurrimos gracias a anteriores trabajos de hombres como Juan Larrea,
Armando Costanzo, Gaspar Astarita, Osvaldo Benítez, Héctor Antuña, Ángela
Colombo, Mauricio Birabent y Vicente J. Abriola, a través de notas
periodísticas, archivos y libros publicados que atesora la Biblioteca Popular
de Chivilcoy.
Con el fin de que el escritor y poeta Carlos Ortiz, ocupe en el presente
cultural de Chivilcoy el lugar que merece, he recogido y unificado datos de la
historia de Chivilcoy que también fueron su vida, siendo este informe solo un
vehículo para despertar conocimientos del pasado, con la convicción que, de vez
en cuando, es necesario tener memoria de la memoria, devolviendo al presente
realidades que habían quedado en el olvido.
En memoria de Carlos
Ortiz.
Guillermo
R. Pinotti
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DESOVILLANDO LA
HISTORIA
Es notorio como a
fines del siglo XIX y principios del siglo XX, Chivilcoy contaba entre sus
vecinos con la presencia de
personalidades activas en los ámbito sociales y culturales que se
desempeñaron en la educación, la literatura, el periodismo y la política, junto
al esmero de los brazos que abrieron nuevos surcos en las tierras del oeste
bonaerense para el porvenir argentino.
Si bien el objeto de este informe es resaltar la persona del poeta y
escritor Carlos Ortiz, la mención de
las personas que lo acompañaron, tanto en el ambiente social como en el
contacto de sus amigos y allegados íntimos, conformaron una esfera y entorno
privilegiado en su formación integral.
También los
antecedentes a su época son interesantes para comprender la trama de
situaciones sociopolíticas y culturales que darían marco a pasiones y
desenfrenos, particularmente el período entre 1890 y 1910, donde
acontecimientos a nivel de local tienen vínculo directo con sucesos en el orden
nacional y principalmente con Buenos Aires.
La proyección de
Argentina a la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo, era
demostrar al mundo una imagen de progreso, prosperidad y grandeza del país.
A finales del siglo
XIX el comercio y el sector agropecuario, como la carne, el cuero, la lana y el
trigo, dio un perfil distinto a los productores, a los frigoríficos y a otros
comerciantes que comenzaron a adoptar las formas de vida de los sectores
sociales altos de Europa y Estados Unidos. Argentina recibía el mote de granero
del mundo.
La población crecía
rápidamente, debido a la masiva inmigración desde Europa. El amplio territorio
prácticamente despoblado del país recibía este constante aporte humano que
contribuía con el crecimiento la joven nación. De una demografía compuesta por
seis millones de habitantes, un millón eran italianos y ochocientos mil eran
españoles. Argentina prometía a sus habitantes un futuro de grandeza. Con esta
imponente realidad se encontraron los millones de inmigrantes que -atraídos por
la riqueza de este rico país- cruzaron el Océano Atlántico en procura de una
mejor calidad de vida, en paz y con posibilidades de progreso y ascenso
socioeconómico, que estas tierras les ofrecían en ese entonces. Si bien la gran
mayoría de ellos, en poco tiempo, se fueron integrando al tejido social y
conformaron la base del importante estrato social medio argentino, otro grupo
conformó la incipiente fuerza obrera compuesta por trescientos mil
trabajadores. Esta nueva realidad de la sociedad provocó el aumento de
conflictos sociales.
Chivilcoy también
fue un reflejo de esta transformación socioeconómica y cultural. Fue pensado en
esa perspectiva. Tenía un pueblo de cabecera coherentemente delineado, con
amplias avenidas hacia los cuatro puntos cardinales y vastas plazas que se
estaban llenando de esencias importadas, casas de material sólidas, un comercio
extraordinariamente activo, escuelas municipales, templo, carril de acero por
donde recibir por contacto directo y diario el influjo civilizador de la
capital. Una nueva generación de hombres jóvenes acompañaba el sueño de sus
fundadores, logrando en el noble trabajo de la tierra la justa recompensa para
su esfuerzo.
En su recinto urbano
se había registrado la presencia reiterada de los más destacados hombres
públicos e intelectuales del país y visitantes extranjeros. Era un vecindario
feliz, en pleno envión hacia arriba, con todas las características de las
sociedades jóvenes establecidas sobre tierras fértiles.
La tendencia
intelectual del “modernismo literario” tiene origen en Argentina con la llegada
del escritor nicaragüense Rubén Darío
aproximadamente en 1893, siendo en Chivilcoy el poeta Carlos Ortiz uno de los primeros en unirse a ese movimiento.
El modernismo
expresó una voluntad de cambio y también de disconformidad a lo español,
reaccionó contra la expresión fácil para inclinarse al virtuosismo y su génesis
no fue directamente importada de Europa, sino que surgió de un proceso
literario americano y argentino.
Es evidente que el
modernismo surgió de situaciones comunes a un período de rebeldía social y
política y esto explica la mentalidad revolucionaria y disconforme de algunos
destacados representantes de esta escuela literaria en nuestro medio.
De los intelectuales
que rodearon a Carlos Ortiz en su formación cabe destacar a su tía Andrónica Calderón, considerada la
primera poetisa chivilcoyana, su primo hermano Leopoldo Díaz, y el escritor, poeta, maestro y orador Manuel López Lorenzo.
Este último arribó a
Chivilcoy proveniente de España en el año 1866, con sueños e ideas progresistas
y actitud emprendedora, conformando una personalidad inquieta y romántica que
reflejaba en sus escritos y poemas. Se destacó por su vocación por la educación
popular. Lorenzo ejercía sus funciones de acción cultural con marcada
dedicación, propia de los idealistas de aquella época, dándole a lo material y
al dinero una importancia ínfima, siendo el fuerte de sus actividades el placer
de construir y dejar raíces que perduren.
También en esta
reseña que describe hechos históricos, se mencionan a dos personalidades de la
época, con matices opuestos, que marcaron el destino de Carlos Ortiz: El
Profesor Alejandro Mathus y el
caudillo político Vicente Loveira.
Alejandro Mathus (1870-1921), amigo de Carlos Ortiz, fue el
primer director de la Escuela Normal de Chivilcoy. El 12 de abril de 1906 la
ciudad asistía jubilosa a su inauguración, que comenzó a funcionar en el
edificio ubicado en la intersección de la Avenida Sarmiento y la calle
Belgrano, donde estuvo ubicada durante varias décadas la Escuela Nº 1 Domingo
Faustino Sarmiento, demolida en el mes de abril de 1970. El acto inaugural
contó con la presencia del Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la
Nación, Dr. Joaquín V. González. La Escuela Normal funciona allí hasta el año
1912, cuando se traslada su actual sede en la esquina de Av. Soarez y Güemes.
El 18 de abril de 1925, al cumplirse el vigésimo aniversario de este
establecimiento educacional, se le impuso el nombre de Domingo Faustino
Sarmiento.
Vicente Domingo Loveira, fue un dirigente
político, caudillo y hombre público de gravitación, en el seno de la sociedad
chivilcoyana, y en la cuarta sección electoral. Loveira, había nacido en la
ciudad de Luján, el 19 de noviembre de 1853, y arriba a Chivilcoy, en plena
juventud, contrayendo matrimonio en 1878, con Doña Segunda Calderón. Presidente
del Honorable Concejo Deliberante desde el año 1899, ocupaba la titularidad del
Ejecutivo Municipal y bajo su gestión se concretaron importantes obras para el
desarrollo edilicio de la ciudad. Una de ellas fue la construcción del nuevo
Palacio Municipal, un imponente edificio, considerado en su momento, uno de los
más importantes de la provincia, cuyo diseño estuvo a cargo del arquitecto
italiano Carlos Lucchini, que llega a Chivilcoy por la década de 1870 y efectúa
diversos trabajos. Dispone mediante Ordenanza del Concejo Deliberante, imponer
el nombre de España a la antigua plaza Washington, como homenaje a la numerosa
colectividad hispánica residente en nuestra ciudad. La primera denominación en
honor del primer presidente estadounidense, le había sido asignada por iniciativa
de Manuel Villarino, en la sesión de la Corporación Municipal del 10 de
noviembre de 1866.
Independiente de las
distintas circunstancias de las épocas, los ideales y argumentos, es difícil
escapar a la comparación de las motivaciones, intrigas, fidelidades y
traiciones que rodearon a los años cercanos al Centenario de la Revolución de
Mayo con el reciente Bicentenario, transcurriendo actualmente el año dos mil
catorce. Los intereses egoístas, la soberbia y las actitudes totalitarias son
capaces de invadir cualquier sistema y, usando la mentira como herramienta
estructural, subyacen camuflados con cualquier ideología. Quizás en reflexiones
surgidas de situaciones análogas como estas, donde en una extraña madeja de
influencias intelectuales, políticas e informativas, la experiencia ganada de
situaciones vividas, nos permita soñar con un mejor futuro con unidad y
prosperidad.
Mas allá del
reconocimiento a través de este informe a la figura del poeta Carlos Ortiz,
verdadero prócer de la literatura chivilcoyana, creo necesario valorar las
actitudes de buena fe de los hombres de todos los tiempos, el sentido y
necesidad de progreso amparado en la voluntad, el esfuerzo y la capacidad de
crear sosteniendo principios de justicia e igualdad, conservando la humildad
necesaria para que las buenas acciones destinadas al bien común sean
importantes por sí mismas trascendiendo a cualquier hombre, y donde las instituciones
decidan por consenso el destino de los pueblos.
EL MODERNISMO
LITERARIO EN ARGENTINA
Teniendo a Buenos
Aires como escenario principal, durante los últimos años del siglo XIX se
produce un cambio importante en la actividad literaria, dando un perfil
distinto a una ciudad que crece aceleradamente. Se producen cambios
socioeconómicos, políticos y culturales nacidos de las olas inmigratorias, con
un proceso de creciente urbanización y alfabetización, un desarrollo comercial
y administrativo.
La existencia de
público nacido de las campañas de alfabetización, se articula con el
surgimiento de la prensa popular, cuyas primeras manifestaciones son el aumento
decisivo de la oferta periodística y la proliferación de revistas.
Nace la revista
Caras y caretas (1898), dirigida por José Sixto Álvarez (1858-1903) —más
conocido como Fray Mocho—, que
combina caricaturas e ilustraciones
junto con gran cantidad de temas nacionales y extranjeros que abarcan desde
noticias sociales, notas de interés general, artículos sobre la moda, hasta
consejos sanitarios. Junto a esta mezcla de notas, la revista publica textos
literarios, provenientes también de estéticas diferentes: modernismo,
literatura costumbrista, realista o rural.
El género
predominante es el costumbrismo, cuyo representante es José Sixto Álvarez, el
primer escritor profesional de la Argentina.
El modernismo fue un
movimiento de reacción contra el romanticismo y la rigidez del idioma
castellano ante nuevas orientaciones culturales. En este intento profundo de
renovación y actualización del lenguaje influyeron ideas y movimientos
heterogéneos. Renovó íntegramente las formas de la prosa y de la poesía:
Vocabularios, giros, tipos de verso, estructura de los párrafos, temas y
ornamentos. El verso tuvo desusada variedad, como nunca la había conocido
antes, se emplearon todas las formas existentes y se crearon otras nuevas.
Esta revolución
estética se inició en la Argentina en 1893, año en que por vez primera llega a
Buenos Aires el nicaragüense Rubén Darío. El poeta ya era conocido en nuestro
medio por su libro Azul, que publicó en 1888 durante su estada en Chile, y por
sus colaboraciones enviadas al diario "La Nación", a partir de 1889.
El escritor nicaragüense fue un conocedor profundo del idioma castellano y
basado en su vinculación con los poetas franceses de las escuelas simbolistas y
parnasianas renovó la métrica y combinó versos que hasta su época eran
inconciliables —el endecasílabo y el alejandrino— y utilizó el de nueve
sílabas, muy poco empleado. Se considera a Darío como el maestro del
modernismo, el primer gran poeta exquisito de nuestro idioma cuya influencia se
esparció por América y España.
Los modernistas renovaron
el lenguaje poético y por medio de símbolos e imágenes expresaron con otro
sentir la realidad.
En el año 1890 y en
un escrito, es Rubén Darío el que se refiere al modernismo como una corriente
del pensamiento literario y poco más tarde —en 1899— esta palabra fue
incorporada al Diccionario de la Real Academia Española a instancias del sabio
polígrafo Menéndez y Pelayo.
La unánime simpatía
con que fue recibido Rubén Darío en nuestros círculos intelectuales también
contó con la adhesión del periodismo. Así lo expresó Joaquín V. González desde
las columnas de "La Prensa" y Julio Piquet por intermedio de "La
Nación". Aunque algunos objetaron principios de la estética modernista más
tarde reconocieron la importancia y méritos de la nueva escuela literaria,
particularmente después de la publicación de Prosas profanas (1896), el libro
de versos que provocaría un gran cambio en la literatura de América.
Desde sus comienzos,
el modernismo encontró en Buenos Aires un ambiente cultural que favoreció su
aceptación. Colaboraron en este proceso la apertura de la Facultad de Filosofía
y Letras, la revista "La Biblioteca" que dirigió Paul Groussac, el
número creciente de periódicos, un mayor interés por los ideales de la cultura
y la gradual decadencia de la poesía posromántica.
Luego de 1890 se
consolida en nuestro país una heterogénea clase media, surgida de la
inmigración, integrada en mayoría por hombres cultos —escritores,
profesionales, educadores - que se inclinan en favor de los humildes y proponen
nuevas soluciones sobre la base de las doctrinas del radicalismo y del
socialismo. También se inicia la lucha del proletariado ante la agitación de
los anarquistas y en distintos barrios de la capital se abren centros obreros y
bibliotecas con obras de literatura izquierdista.
La llegada de Rubén
Darío a Buenos Aires despertó interés en los medios intelectuales, no sólo
entre la alta clase social sino también en los cenáculos literarios de cafés y
tertulias a las que asistían periodistas y artistas desplazados. La bohemia
porteña adhirió al modernismo y provocó una especie de nivelación social y
cultural, al agrupar a los poderosos patricios con hombres que bregaban por
nuevas formas políticas.
Es evidente que el
modernismo surgió de situaciones estéticas comunes a un período de rebeldía
social y política y esto explica la mentalidad revolucionaria y disconforme de
algunos destacados representantes de esta escuela literaria en nuestro medio.
La difusión del
modernismo: Para que la tendencia modernista cobrase impulso fue necesario que
sus seguidores utilizaran en favor de la escuela, revistas literarias,
periódicos, diarios, libros y tertulias culturales. La primera en iniciar la
lucha por la difusión fue la "Revista de América" —de efímera
existencia— que fundaron Rubén Darío y Jaimes Freyre en 1894, con el propósito
de convertirla en órgano de la generación nueva. Al año siguiente comenzó la
publicación de la revista semanal titulada "Buenos Aires" y, en 1896,
"La Biblioteca", a iniciativa de Paul Groussac, estudioso francés que
si bien no adhirió al movimiento, pues respondía a la orientación ideológica de
la generación del 80, permitió que en sus páginas colaboraran varios
representantes del modernismo.
En 1898 apareció la
revista el "Mercurio de América" que fundó Eugenio Díaz Romero y cuya
finalidad era mantener el espíritu de la innovación. Entre sus colaboradores
figuraron Rubén Darío, Leopoldo Lugones, Leopoldo Díaz, José Ingenieros y
otros. También deben citarse las revistas tituladas "Atlántida",
"La Quincena" y "La Montaña", esta última de tendencia
anarquista fundada por Lugones e Ingenieros.
ANTECEDENTES
DEL PERIODISMO Y LAS LETRAS EN CHIVILCOY
Y
SU INFLUENCIA POLÍTICA
Llegaron a Chivilcoy
criollos nativos e inmigrantes con deseos de trabajar y conquistar una posición
económica que les asegurara un porvenir,
El esfuerzo, la
voluntad y la perseverancia despojaron la tierra virgen de malezas poco a poco.
La reja del arado a mancera abrió surcos guiados por manos laboriosas que
sembraron las semillas que brindarían las primeras mieses para el porvenir
agropecuario de Chivilcoy.
Domingo Faustino
Sarmiento, al hacer un alto en cercanías de tierras de Gorostiaga, quedó
admirado de las chacras de Chivilcoy y del hermoso cuadro que ofrecían a su
vista.
Así como hombres y
mujeres se dedicaban a las rudas tareas agrícolas, surgían profesionales de
distintas ramas, educadores, escritores y periodistas, con ideas ambiciosas,
queriendo darles un contenido de progreso y bien común a esos comienzos de
trabajo, quehacer cultural y civilizador. Este rumbo comenzó a concretarse
mediante la publicación de folletos, diarios, periódicos, revistas y libros que
han quedado como testimonio del historial Chivilcoyano.
En 1875 Miguel
Calderón y Carlos Fajardo instalan en la Avenida Villarino N°28 una pequeña
imprenta que adquieren en Buenos Aires. Junto a Luis Mohr el 18 de marzo del
mismo año, con la dirección de Roque Nuñez aparece el primer número del
periódico “La campaña”. Miguel Calderón era hijo de Calixto Calderón, uno de
los fundadores de Chivilcoy. Roque Núñez era un periodista español, que había
vivido previamente en Uruguay. Se caracterizó por su lucha en defensa de la
libertad de pensamiento, lo que le ocasionó como actor del periodismo, más de
un ataque de los matones que manejaban los caudillos políticos haciendo culto
del uso del puñal y del trabuco.
Entre los
colaboradores de “La campaña”, se encuentran Luis Fernández, Sebastián
Barrancos, Antonio Cerqueira, Dorotea L. de Péchieu, Juan Cúneo, Manuel Bares,
Andrónica Calderón y Manuel López Lorenzo. Los dos últimos influyeron en la
formación del poeta Carlos Ortiz, siendo Andrónica Calderón, hermana de Petrona
Calderon de Ortiz – madre de Carlos Ortiz. Fue periodista, escritora y poeta de
brillantes condiciones. Colaboró también en la edición de la primera
publicación con carácter de revista: “El primer chivilcoyano”. Se la considera
la primera poetisa lugareña.
Manuel López
Lorenzo, periodista, escritor, poeta, maestro y orador, arribó a Chivilcoy
proveniente de España en el año 1866. De gran vocación por la educación popular
fundó una escuela de carácter politécnico. Fue el primer maestro de poesía que
tuvo Carlos Ortiz.
A fines de 1875,
Miguel Calderón y Carlos Fajardo venden la propiedad a Nicolás Frecier y a Luis
A. Mohr, que llevan adelante la segunda publicación periodística que conoce
Chivilcoy: “La reforma”.
Comienza así una
importante actividad periodística, cultural y literaria en la ciudad con
hombres de reconocida trayectoria y compromiso social.
Al comenzar el siglo
XX, solo dos publicaciones diarias aparecían regularmente. “La democracia”,
fundada por Valerio Chávez en 1885, y “El nacional” de Faustino Calvetti. El
primero de carácter independiente y popular, y el segundo vocero de la fracción
política de Vicente Loveira.
En estas
publicaciones colaboran personas de reconocida labor en el análisis e
interpretación de los hechos políticos, sociales y literarios de Chivilcoy.
CARLOS ORTIZ, PRÓCER DE LA LITERATURA
CHIVILCOYANA
Sin lugar a dudas Carlos Ortiz es el
verdadero prócer de la literatura chivilcoyana. Los cantos de amor que escribió
en diarios de su ciudad natal fueron transcriptos a algunos de Buenos Aires.
“El poema de las mieses” es el libro que lo hizo famoso. Este libro, que fue
escrito en verso, trata sobre la vida en el campo, exaltando el trabajo rural,
dejando ver a través de su protagonista, una conjunción entre el hombre y la
naturaleza tanto en su belleza como en el sacrificio y voluntad que implica la
dedicación a la labor de la tierra y el
espíritu de progreso.
Alfredo L. Palacios escribe meses después de
la muerte del poeta Ortiz: “Nuestro joven poeta que cantaba a la tierra, al sol
y los trigales rubios, cayó víctima de un crimen nefario. Era un alma límpida,
generosa, fuerte, y en un ambiente político de corrupciones, lógico es que lo
agrediera la barbarie insolente”. “Lo cierto es que no es estéril la obra del
poeta, que a veces vigoriza el alma de los pueblos y que en países como el
nuestro en que todo está mercantilizado, donde gran parte de la juventud recibe
una educación estrictamente epicúrea, poetas como Ortiz que canten al sol, al
trabajo y a las mieses, realizarán siempre una acción fecunda, inculcando un
poco de ideal en los corazones amonedados”.
La principal influencia literaria de Carlos
Ortiz estuvo dada por el modernismo, (1890 a 1910) siendo uno de los primeros
en incorporarse a ese movimiento. Un estilo marcado por nostalgia, excesos
decorativos y esplendor verbal. Así formó parte del grupo de Dardo Rocha,
Antonio Bermejo y Leopoldo Díaz.
Esta revolución estética literaria se inició
en la Argentina en 1893, año en que por vez primera llega a Buenos Aires el
escritor y poeta nicaragüense Rubén Darío, siendo su máximo exponente en la
ciudad de Chivilcoy el poeta Carlos Ortiz.
1890
– 1910.
EXPRESIÓN
DEL MODERNISMO LITERARIO EN CHIVILCOY Y LA FIGURA DEL POETA CARLOS ORTIZ.
Carlos Ortiz nació en Chivilcoy – provincia de Buenos
Aires – en la estancia “Las Palmeras” el 27 de enero de 1870.
Allí aprendió a amar
el campo y a valorarlo desde niño. Hijo de D.
Francisco Ortiz y doña Petrona
Calderón, tuvo una infancia feliz y una juventud laboriosa en actividades
rurales y las letras. Consideraba que el trabajo reivindica y ennoblece. Siendo
ya un hombre, plantó un establecimiento modelo en Las Toscas – partido de
Lincoln.
En las letras, a las
que se dedicó desde joven, tuvo por maestro a Manuel López Lorenzo, a quien dedicó una de sus obras, y el apoyo
de su primo hermano Leopoldo Díaz.
En 1899 publicó “Rosas del crepúsculo”, que seguía el estilo de Rubén Darío.
Le gustaban las
tareas del campo, a las que dedicaba tiempo, trabajo y vocación. Durante
algunos años trabajó en las cosechas en la estancia "La Sirena",
ubicada en el partido de Lincoln.
Su principal
influencia literaria estuvo dada por el modernismo, (1890 a 1910), siendo uno
de los primeros en incorporarse a ese movimiento. Un estilo marcado por
nostalgia, excesos decorativos y esplendor verbal.
“El poema de las
mieses” (1902) libro que lo hizo famoso, fue escrito en verso y trata sobre la
vida en el campo. Aquí pone de relieve el trabajo rural y deja ver la simbiosis
entre el hombre y la naturaleza.
El contacto con la
naturaleza y la experiencia directa del trabajo en esas tierras fueron fuente
de inspiración para su obra principal, “El poema de las mieses”.
La estancia era
asiduamente concurrida por el doctor Dardo Rocha, Antonio Bermejo y el poeta
Leopoldo Díaz – estos dos últimos, primos del poeta.
En 1899, publica
“Las rosas del crepúsculo” donde es visible el estilo modernista de Rubén
Darío. En 1902 publica la obra que le consagraría en América y Europa, “El
poema de las mieses”.
En el “Almanaque Sudamericano” publicó muchas poesías y
composiciones en prosa. Tradujo a Víctor Hugo, a Stéphane Mallarmé, Théodore de
Banville, Paul Marie Verlaine y Edgar Allan Poe.
Cuando El Ateneo estaba en su apogeo
leyó en él varios poemas, que fueron muy aplaudidos.
En su familia había
varios poetas. Una tía por parte de la madre, Andrónica Calderón, fue la primera poetisa de Chivilcoy. Leopoldo Díaz, primo hermano de este,
seguramente también ha sido de gran influencia en él. Fue uno de los poetas
modernistas más destacados del país al que Carlos
Ortiz sumaría a su círculo conformado por figuras como Leopoldo Lugones,
Rubén Darío, Fernández Estrada, Díaz Romero, entre tantos otros. También su
padre, Francisco Ortiz y Acosta, aunque sin ser poeta ni literato, ha escrito
versos que han sido publicados en la revista “La América Literaria”, en el
“Almanaque Sud Americano”, y en otros diarios y revistas. Su primer maestro de
poesía fue el poeta español Manuel López
Lorenzo, radicado en la ciudad de Chivilcoy en 1866. Este fue fundador de
la Escuela Politécnica en Chivilcoy, en la que fue alumno Carlos Ortiz.
Sus versos
comenzaron a publicarse en periódicos y revistas locales y de Buenos Aires. Con
el tiempo progresó literariamente, realizando diversas traducciones y editado
los libros ya mencionados que lo han hecho trascender.
En el mes de
noviembre de 1902 se publica el celebrado “Poema de las Mieses”, una obra
dividida en doce Cantos y un Prólogo, que logra elogiosos conceptos de la
crítica literaria y una amplia trascendencia nacional e internacional. Fue reditado
en 1919, por el sello gráfico de la Cultura Popular; en 1962 por la poetisa Ángela Colombo y en 1977 por el
impresor Héctor Manuel Antuña.
En Buenos Aires
frecuenta El Ateneo y el Café de los Inmortales. Le alientan Rubén Darío,
Leopoldo Lugones, Evaristo Carriego, José ingenieros, Carlos Vega Belgrano,
Ángel de Estrada, Charles de Soussens, Alfredo Palacios, Rufino T. Bello, Luis
Bayón Herrera, Roberto J. Payró, Alberto Ghiraldo, José Maturana e infinidad de
hombres que honran las letras argentinas. Su domicilio en la ciudad de Buenos
Aires, en la entonces calle Corrientes y actual Pueyrredón, fue también lugar
de reunión de artistas de diversas ramas.
En Europa estuvo en
contacto con Salvador Rueda, Antonio Machado, Eduardo Marquina y los últimos
exponentes en Francia e Italia. En un viaje posterior, acompañado por el poeta
Leopoldo Díaz, visitó el pueblo de Morges que lo inspiró para escribir “El
poema de la Pampa” e “Impresiones de viaje” (obras perdidas) y partió a París,
para luego volver a Buenos Aires.
En Francia colabora
en el Mercurio y su nombre y su obra son consagrados por el reconocido crítico
Francois de Nion.
Lo demás de su
producción poética, dispersa en diversas publicaciones, fue recopilada por el
periodista José Fernández Coria bajo
distintos títulos: “Mensajes líricos”, “El grito de los fuertes” y “El cuerno
florido”, etc.
En los primeros
meses de 1910 la situación política de Chivilcoy estaba enrarecida. Imperaba el
caudillismo empleando todos los recursos de prepotencia a su alcance,
procurando acallar las voces y el accionar constante y valiente de quienes se
erguían contra el imperio de la barbarie.
El régimen del
caudillo Vicente Loveira, jefe del
Partido Autonomista Nacional, con fuerte ascendencia en la 4° Sección Electoral
de Buenos Aires, no escatimaba en actitudes autoritarias para conservar su
poder. Ernesto Barbagelatta como
intendente, Adrián Laffitte como comisario, Indalecio Cancedo como Inspector
General, Prisciano Cufré como Jefe de las Oficinas de Guías y otros que
ocupaban cargos jerárquicos de la intendencia, llevaban adelante a través de su
obsecuencia, actitudes y conductas reprochables que fueron repudiadas tanto por
corrientes internas al partido como fuera del mismo.
En el año del
centenario argentino, el profesor Alejandro
Mathus, hombre que gozaba de sólido prestigio en los ambientes
intelectuales y sociales de Chivilcoy, y uno de los más enérgicos opositores al
oficialismo, es trasladado a la ciudad de Mendoza por oscuras gestiones de
Vicente Loveira, para quitarlo del ruedo local.
Los amigos y
allegados a Mathus, indignados con esta decisión, organizan un banquete de
despedida y homenaje al director de la Escuela Normal en el Club Social, en repudio al turbio manejo
de Loveira que prácticamente lo expulsaba de la ciudad.
A través de sus
invitaciones, los organizadores lograron una amplia adhesión del vecindario
para asistir a la reunión.
La noche del 2 de
marzo de 1910 fue elegida para la velada. Alrededor de ciento cincuenta
comensales asistieron al banquete. Se habían programado varios discursos para
luego de la cena. El Dr. José María Moras puso de relieve en
su discurso la importancia y significado de aquel acontecimiento.
Alejandro Mathus describió
la realidad que les tocaba aludiendo al uso de la mentira como instrumento para
denigrar y presionar, por parte de su adversario político y sus seguidores.
Unas horas antes del
banquete, alguien cercano al escritor Carlos Ortiz, le pidió que pronunciara
algunas palabras. Ante la insistencia de sus amigos, el poeta escribió los
versos que más tarde leería:
Mathus:
Tú,
como el gallo de Rostand, querías
Hacer
la luz con tu soberbio canto,
Y
tú cantaste, aun cuando bien sabías,
Que
a los búhos la luz infunde espanto.
Y
tú viste almas buenas en la bruma,
Viste
almas infantiles en la sombra.
Y
en esas almas que la noche abruma
Sembraste
el verbo que a la noche asombra.
No
vierte el astro-rey sus resplandores
Sin
que huya a refugiarse en la floresta,
El
cuervo deslumbrado de fulgores
Dando
al viento sus gritos de protesta.
Hacen
falta las sombras al caudillo
Como
negra noche a la lechuza:
¡Es
en la sombra que se escuda el pillo
Y
es en la sombra que el puñal se aguza!
Como
el de Chantecler vibró tu acento
En
la noche preñada de terrores.
Ruborizó
una aurora el firmamento
Y
en su gruta temblaron los errores.
Tú
enseñaste el secreto de los verbos.
Enseñaste
el misterio de las liras.
Te
declararon guerra los protervos
Y
quisieron morderte las mentiras.
Podrá
matar el búho tenebroso
Al
Chantecler de cánticos triunfales.
Pero
el sol surgirá, siempre glorioso
A
clavar en la noche sus puñales.
Levantó
la calumnia sus pendones,
El
bárbaro agitóse en la penumbra,
Se
pusieron en juego las facciones
Para
abrazar al sol que las deslumbra.
Cerca de medianoche
la fiesta había terminado y grupos esparcidos en el salón conversaban y
comentaban sobre el evento. En un momento determinado de la reunión se
acercaron a los balcones del club un grupo de matones emponchados al grito de
¡Viva Loveira! Dispararon sus armas a mansalva contra la cabecera del banquete
hiriendo de muerte al poeta Carlos Ortiz, quien minutos antes había recitado
versos que quedaron sobre la mesa como su última expresión y trágica profecía.
Dentro del club el
asombro y la desesperación inundaron el ambiente. Los niños corrían
aterrorizados ante los gritos de desesperación y auxilio de sus madres. Nadie
sospechaba la presencia de los asesinos aguardando que los espectadores de la
calle se retiraran y dejaran sola la cuadra.
De pronto se vio a
Carlos Ortiz apoyado a la pared junto a uno de los balcones con el rostro
desencajado y pálido. Mientras algunos lo auxiliaban y sostenían, otros hombres
saltaron por los balcones a la calle para intentar perseguir a los agresores,
sin resultado positivo. Lo llevaron rápidamente a su casa, situada a unos
ciento cincuenta metros del Club Social sobre la calle San Martín N° 112 (era llamada
“La Casa de la Lira”) y con todos los esfuerzos y cuidados posibles.
Lo asistieron los
médicos Santiago Fornos, Juan Oteiza, Ireneo A. Moras, y Antonio Novaro. Los
profesionales convinieron con la familia la interconsulta con un cirujano de
Buenos Aires. Se telegrafió al Dr. Marenco, quien llegó en tren expreso a las
siete de la mañana. Coincidiendo en el diagnóstico de sus colegas, lo intervino
quirúrgicamente sin resultado satisfactorio, falleciendo el 3 de marzo de 1910
a las 9 de la mañana.
El sepelio de Carlos
Ortiz fue una protesta masiva y silenciosa de todo el pueblo. Mujeres, hombres
y niños de la ciudad y gran cantidad de personas desde Buenos Aires acompañaron
los restos del poeta hasta su última morada. En las veredas y puertas de cada
casa un enorme gentío aguardaba el paso del féretro que fue llevado a pulso
desde su casa hasta el Club Social, deteniéndose frente al balcón donde fue
herido.
Allí improvisó
emocionantes y sentidas palabras su amigo Alejandro Mathus. Las casas de
comercio habían cerrado sus puertas en señal de duelo. Una multitud siguió
caminando detrás de los coches fúnebres hasta el cementerio.
Dirigieron palabras
de despedida durante el sepelio el doctor Antonio Novaro, Eugenio F. Díaz y
Alberto Ghiraldo. El joven Lisandro Peralta, por su parte, despidió a Ortiz
leyendo unos hermosos versos.
El poeta Carlos
Ortiz, víctima de aquel brutal atentado y este sangriento episodio derrumbaba
para siempre la figura de Vicente Loveira, señalado como el autor moral del
hecho; aunque nunca existieron pruebas suficientes para confirmarlo y todavía
hay innumerables dudas y confusión. A raíz del asesinato del poeta Carlos Ortiz
se realizaron manifestaciones callejeras y actos con la concurrencia de una
muchedumbre fogosa e indignada, que reclamaba esclarecimiento, justicia y
severo castigo a los culpables. Como consecuencia, Loveira, padeció su caída
política y económica. Sus fueros parlamentarios lo resguardaron de toda acción
judicial, pero el juicio de la historia lo condenó para siempre. Había hecho
mucho por su ciudad, principalmente por educación y obras públicas, siendo
legislador provincial, como consejero escolar, como concejal, como intendente.
Pero Chivilcoy no le perdonó haber matado a un poeta.
El 1907, se había
fundado el diario “El Debate”, dirigido por Antonio Seara y José Fernández
Coria, con la redacción de Eduardo Fagnani. Funcionaba en la tercera cuadra de
la avenida Villarino y asumió una posición claramente contraria a la política
de Vicente Domingo Loveira. Cuando ocurre en 1910 el asesinato del escritor y
poeta Carlos Ortiz, este diario jugó un papel fundamental para lo que significó
la muerte política de Vicente Loveira.
Tenía en el techo,
en la terraza, una sirena y aparecían dos y, a veces, tres ediciones en el día.
Pocos minutos antes de la aparición de cada edición, sonaba la sirena.
Carlos Ortiz fue
sepultado en el cementerio municipal de Chivilcoy provisoriamente, y luego sus
restos fueron trasladados a la bóveda familiar de Francisco Ortiz, ubicada en
la sección 16 del Cementerio de la Recoleta en la actual Ciudad de Buenos
Aires. Una placa recordatoria junto al altar de la bóveda reza:
“El alma de
Chivilcoy”. “La Inmortalidad gloriosa de Carlos Ortiz”.
En la ciudad de
Buenos Aires en el barrio de Flores, una calle recuerda su nombre. El 22 de
octubre de 1929, se inauguró en la plaza 25 de Mayo un busto del poeta Carlos
Ortiz, obra del escultor Juan Zuretti. Hablaron en esa ceremonia el presidente
de la Comisión de Homenaje, don Juan B. Lahuirat, y el intendente municipal,
don Generoso Falivene.
También en esa
oportunidad, invitado especialmente por la comisión, dirigió un discurso el
senador nacional Alfredo Palacios. Cesados los aplausos con que fue saludado al
disponerse a hablar, el orador expresó su fe en un pueblo que, como el de
Chivilcoy, se sobrepone a la ola del más vasto materialismo, que procura ahogar
las mejores manifestaciones del espíritu y honra a un poeta suyo, cantor de las
labores rurales, las que caracterizan a su terruño, lo nutren y empujan.
Pero Carlos Ortiz –
prosiguió el senador nacional – no fue un cultor exclusivo de la forma. Fue
también un ciudadano, Y como Andrea Chenier, el poeta revolucionario, murió
joven, quizás porque los dioses le amaban, y como a éste le fue arrebatada
violentamente la vida.
Ortiz fue un poeta
civil. Dejó la torre de marfil y se confundió con el pueblo, cuyas necesidades
y anhelos interpretó. Y de ello nace el vigor y la lozanía de sus versos, que
son la expresión del espíritu auténticamente popular.
Años después también
en la Escuela N° 28 de la sección quintas, se inauguró otro busto de Carlos
Ortiz, obra del escultor chivilcoyano Antonio Bardi, bautizándose con su nombre
a dicha escuela. También una calle de Chivilcoy lleva su nombre.
Para definir la
personalidad de Carlos Ortiz, basta repetir sus palabras:
“Si un hombre trata
la vida como artista, debe ser Todo Corazón”.
Obras
-
“Rosas
del crepúsculo” (1899).
-
“El
poema de las mieses” (1902), por el cual fue el reconocido por la crítica de su
época en América y Europa.
-
“El
cuerno florido”.
-
“El
grito de los fuertes.
-
“Mensajes
líricos y Cantos de Amor, de Esperanza y de Duda”.
-
Existen dos obras perdidas: “El poema de la pampa”
e “Impresiones de viaje”.
REPERCUSIÓN A NIVEL NACIONAL DEL ATENTADO EN
CHIVILCOY
Notoria difusión
nacional tuvo el lamentable suceso del homicidio del poeta Carlos Ortiz que se
vio reflejado en medios como “La Vanguardia” – órgano de prensa del Partido
Socialista -, y el diario “La Nación”, con muy importante cobertura, entre
otros.
“LA
VANGUARDIA” – Buenos Aires – 7 de marzo de 1910
Los detalles de los sucesos de Chivilcoy,
cuya crónica narra las circunstancias en que se produjeron, constituyen por sí
misma la protesta más vibrante. Su relato apenas logra convencernos de su
realidad, pues el país tenía derecho a creer definitivamente abolidos los
tiempos de barbarie y de terror en que tales hechos tuvieron su marco
explicable.
Tenía el país el derecho a creer terminadas
para siempre las hazañas de “malevos” y “emponchados” que llevan a cabo
crímenes ardidos por caudillos que reviven las amenazas sangrientas de hace
sesenta años. Pero tales sucesos ocurren todavía en ciudades como Chivilcoy, es
decir, en un centro de cultura y de progreso, donde aún persiste, como se ve,
el caudillo clásico que realiza su política regresiva valiéndose de asesinos.
No cabe atenuación alguna. Se trata de un
asesinato cuya índole excluye toda suposición que pueda en cualquier forma
disminuir la gravedad del acontecimiento que humilla de un modo tan hondo la
civilización argentina.
Recuérdese que se trata de un grupo de
simples bandoleros que asaltaron un club donde se celebraba una fiesta en honor
a un educacionista y que en esta fiesta se hallaban señoras, siendo los
asaltantes mandados por gente que no tolera la oposición profesada por personas
tan prestigiosas y respetables como el director de un alto establecimiento
educacional, y el poeta Carlos Ortiz, víctima trágica de la hazaña.
El hecho repite historias de viejos caudillos
y nos retrae a la época en que no se podía transitar por la aldea sin el temor
de asaltos, si se contaba con la enemistad del que se adueñare de la localidad.
Pero los sucesos, estos, no han ocurrido en
una aldehuela perdida en un remoto rincón de la república, sino en una ciudad
floreciente, enlutada hoy por un crimen que subleva el espíritu argentino,
sumergiéndola en la humillante vergüenza de retroceder a un pasado ya lejano. Y
el espíritu argentino conmovido de una manera tan inesperada, debe aspirar a
una reparación.
Chivilcoy está bajo
la horrible impresión del crimen salvaje perpetrado anoche en forma que no hay
precedente en el país y que pugna con las conquistas de nuestra civilización.
La consternación producida es intensa y la policía deberá buscar empeñosamente
a los forajidos y a los que armaron su brazo…
Entre la gente que estaba estacionada en la
acera frente a los balcones, había algunos individuos de mala catadura con su
continente sospechoso y las frases picantes que deslizaban, obligaban a las
familias a abandonar ese punto de observación.
“LA NACIÓN” – Viernes 4 de marzo de 1910)
El atentado
A las 11:30, cuando la fiesta había terminado
se conversaba haciendo sociedad, se vio de pronto que un grupo de emponchados
avanzaba, haciendo fuego desde la acera por entre el primer balcón de la
izquierda. La descarga fue simultánea, como respondiendo a una consigna dada.
La escena que se produjo fue indescriptible,
dentro de los salones del club, ante aquel asalto a quemarropa, cuando nadie
sospechaba de la presencia de los asesinos, que esperaban el momento para
proceder y para lo cual aguardaron para que los espectadores de la calle se
fueran dejando sola la cuadra.
Las señoras se desmayaron y los niños
sobrecogidos de espanto ante el estallido de salvajismo, gritaban presos de un
pánico lastimero.
En los primeros momentos nadie atinaba con lo
que ocurría, porque no era posible sospechar que los asistentes fuesen capaces
de no conocer y respetar la presencia de las señoras y los niños.
Evidentemente los forajidos habrían
apuntado con sus armas a la cabecera de
la mesa donde se hallaban reunidos los señores doctor Santiago Fornos, Alberto
Ortiz, Sebastián Barrancos, Augusto E, Taliea, Adrián Menéndez, Prudencio S.
Moras, Lauro Novaro, Mariano Solveira, Eugenio F. Díaz, doctor Juan Oteiza,
Ramón Moras, etc.
Mientras los médicos presentes atendían a don
Carlos Ortiz que había caído atravesado por dos balazos, uno en el vientre y otro
más arriba, presentando también auxilios a algunas otras personas, varios de
los presentes intentaron perseguir a los asesinos, puestos ya en fuga
auxiliados por otros sujetos escalonados estratégicamente.
La concurrencia abandonó el local del Club Social
en medio de protestas que escapaban de todos los labios.
El señor Ortiz fue
conducido a su domicilio donde veraneaba su familia, una de las principales de
Chivilcoy, que vive en Buenos Aires en la calle Corrientes 2887.
Todos los médicos de Chivilcoy, menos el de
policía, a quien solo hoy a mediodía se dio intervención, se trasladaron a la
casa de la familia, prestándole una cariñosa y constante asistencia. Las
heridas recibidas por el infortunado escritor eran tan graves que esta mañana a
las 9 falleció, circulando rápidamente la noticia en toda la ciudad. Con el
joven Ortiz, tan querido en los centros intelectuales de Buenos Aires, pierde
Chivilcoy uno de sus hijos… Su sangre pide justicia.
Indignación pública
En todas partes el comentario se concreta al
hecho salvaje que tuvo por teatro al Club Social y las frases de enérgica
condenación, estando el la creencia de todos que es necesario castigar a los
que armaron el brazo de los criminales, sin reparar la mancha arrojada a la
cultura de Chivilcoy, conquistada con el esfuerzo de sus más distinguidos
hijos.
Para justificar la indignación que se
condensa en estos momentos y estalla en todas las partes en un grito que es de
protesta y de dolor a la vez, es necesario oír referir los hechos que han
sumido en el dolor a un hogar distinguido, asesinando al poeta Carlos Ortiz,
hijo de este pueblo. Y no es solo el asesinato de Ortiz, sino también las demás
víctimas que escaparon providencialmente.
La traslación a la escuela normal de Mendoza
del director de la de Chivilcoy, D. Alejandro Mathus, ha dado margen a una
demostración, que se verificaba anteanoche en el Club Social, de cuya
institución es presidente el obsequiado.
El cambio del Sr. Mathus había sido dispuesto
por la superioridad, de acuerdo con el propio interesado y después de la visita
practicada por el inspector señor Guaglianone, venido por tal motivo a
Chivilcoy.
La gente oficialista no simpatizaba con esa
demostración, pues hemos oído referir que el cambio del director de la escuela
normal era producto de maniobras de los situacioncitas. De esta modo la fiesta
venía a resultar al mismo tiempo una demostración hacia el señor Mathus, una
desautorización a los antecedentes que
originaban su traslación.
Los concurrentes al
banquete
El banquete comenzó
después de las 8, asistiendo además de los comensales muchas familias y un
grupo numeroso de niñas escolares que debían entregar al señor Mathus un
alfiler y una lapicera de oro y brillantes. Dentro de un cuadro hermoso
realizaban la fiesta sin que nada trasluciera la tragedia que maquinaban los
asesinos.
Rodeaban la mesa los señores: Dr. Antonio
Novaro, Antonio Seara, Dr. Santiago Fornos, Dr. Alberto Ortiz, Dr. Héctor
Julianéz, Emilio N, Moras, Sebastián F. Barrancos, Augusto E, Talico, Cayetano
Molina, Dr. Horacio Ortiz, Mario Masey, Antonio Chigliazza, Carlos Duchaine,
Martiniano Lobos, Adrián Menendez, Lauro Novaro, Prudencio S. Moras, Carlos
Ortiz, César Patella, Alejandro Suárez,
Mariano Solverira, Eliseo Varias, Bartolomé Vivares, José T. Tossa, Eugenio F.
Díaz, Florentino Vazquez, Dr. Edmundo Ortiz, Juan Abadie Foix, José
Assandri, Ambrosio Bancora, Domingo
Bardengo, Juan B. Cúneo, Lucas Arana, Serafín Casals, Faustino González, José
Fernández Coria, Juan Pablo Castillo, Francisco Cores, José Casals, Federico
Garnier, Dr. Juan Oteiza, Lisandro Peralta, Pedro Vagaria, Vicente Puyade,
Ferderico Rotemburger, Mariano Storni, Dalmaso Silva, Diego Mindurry, Ramón
Moras, Horacio Martelletti, Dr. Vicente Novaro, Abdulio Cavadini, Eustaquio de
Miguel, Juan Manuel Díaz, Dr. José V.Figueroa, Leoncio Fernández, Antonio
Fagnani, Pedro Gómez, Moras José… Juan Barragán, Marcelino Celaya, José
Rodriguez, Luciano Almirón, Dr. José María Moras, Pedro G, Madou, Benjamín
Jáuregui, Cirilo Levalle, Andrés Guala, Santiago Giachero, Antonio Levalle,
Julio Luis Molina, Bernardo Mooney, Pedro Prévide, Pedro Mesplet, Pascual
Maifetano, Bautista Simone, Silvano Urquiza, Antonio Ventimiglia, Jesús Villar,
Juan Guidobono, Estanislao Moras, Enrique gola, Jaime Ferrer, Antonio
Fernández, Francisco Vieytes, José Baccardi, Santiago Tosso, Sabino Villapol,
Hermenegildo Miri, Juan Carlos Carosella.
La fiesta fue ofrecida por el doctor José M.
Moras y agradecida por el señor Mathus. Hablaron después el doctor Julianéz y
el poeta Carlos Ortiz, que leyó una poesía, la última que entonaría…
Algunos discursos condenaron enérgicamente la
situación que dirige desde hace muchos años el senador provincial don Vicente
Loveira, que no está en la ciudad en estos momentos.
Se había agolpado en las ventanas del Club
Social mucha gente escuchándolos discursos. El club da a la plaza principal y
las cuatro ventanas que miran a ella se hallaban completamente abiertas. Ocupa
la casa que tenía antes el Banco de la Nación, desde que el establecimiento se
mudó a su edificio propio.
Los versos del
señor Ortiz
El Sr. Ortiz cayó atravesado a balazos
después de haber leído sus versos, como si tuviera la visión de esos puñales a
que se refieren sus estrofas…
En el Club Social
El Club Social es una romería de gente. El
público entra y sale a cada instante, y se detiene a contemplar la sangre del
infortunado Ortiz, cuyas manchas empañan las losas del balcón donde fue
asesinado.
En todas las fisonomías hay un sello de
tristeza y en los corazones palpitan sentimientos de indignación por esa vida
preciosa inmolada bárbaramente por criminales que son un baldón para la cultura
argentina y que arrojan estigmas vergonzosos sobre toda nuestra educación
popular.
También entramos nosotros en el club, con la
multitud silenciosa, para conocer el lugar de la tragedia.
El salón es amplio y mira, como ya dijimos, a
la plaza principal. En los balcones se ven proyectiles y trozos de pared
desconchada por las balas que buscaron las cabezas sobre las cuales iban a
tirar en la posesión del plan canallesco.
Suspensión del
comisario
Esta mañana llegó el comisario inspector
señor Rivero acompañado del oficial al servicio de la inspección, señor Nievas.
En el mismo tren vino un piquete de hombres de la gendarmería volante. Como
primera providencia el comisario de esta ciudad señor Latitte quedó suspendido
mientras se instruye el sumario en el cual trabaja activamente el señor Rivero
secundado por su auxiliar. El comisario inspector ha levantado un croquis del
lugar del crimen.
Esta tarde se dirigió a todos los comisarios
de la provincia recomendando la captura de algunos sospechosos.
Conforme a un pedido del señor Rivero el juez
del crimen del departamento del centro, Dr. Hernández, ha dispuesto que mañana
se practique la autopsia al cadáver del señor Ortiz, encargándose de ella al
médico de policía Dr. Zunino…
Asamblea de vecinos
El pueblo celebró esta mañana una asamblea en
el Club Social para protestar del crimen de ayer y la mayor parte de la
concurrencia se dirigió después al domicilio del señor Ortiz, presentando una
escena de intenso dolor producida a la entrada de cada deudo.
Datos
complementarios
Como protesta contra
el crimen, el doctor Carlos A. Correa ha presentado su renuncia de miembro del
consejo escolar, el Dr. Juan Oteiza de médico municipal, y los señores
Guillermo Sánchez y Storni de miembros del consejo deliberante, y D. Luciano
López de agrimensor municipal.
La familia del Sr, Ortiz ha solicitado la
presencia del juez del crimen. Se espera al jefe de policía. El público irá a
la estación a pedirle justicia.
Se han dirigido muchos telegramas de protesta
al gobernador, dando al mismo cuenta de lo ocurrido y de la fecha inaudita,
como los bandoleros atacaron a la concurrencia del Club Social.
Por su parte el intendente municipal señor
Barbagelatta, envió el siguiente despacho al Sr. Irigoyen:
“Un crimen
bochornoso que levanta mi más honda protesta, se ha perpetrado anoche en
momentos que se celebraba un banquete en el Club Social”. “Como intendente de
Chivilcoy solicito de V. E. interponga toda su influencia para que la justicia
haga irradiar sus luces en el tenebroso suceso, impropio de un pueblo culto
como Chivilcoy”. “La regresión que impronta el crimen perpetrado obliga a que
la justicia realice su obra de reparación para satisfacer la vindicta pública
que reclama a los autores del vandálico y salvaje hecho cometido”.
Los diarios publican boletines. “El Debate”
formula acusaciones terminantes, indicando el nombre de la persona que pagó a
los mercenarios para que asesinaran a la concurrencia del Club Social durante
la fiesta de anoche.
“El Nacional”, que en parte es amigo, ha
publicado esta tarde un boletín diciendo: “Una versión interesada e infundada
circuló rápidamente indicando como instigadores del delito a las autoridades
locales y a respetables vecinos”. “La especie nos mueve a protestar del hecho
bárbaro que si entraña la más alevosa intuición criminal, pasando sobre las
cenizas calientes del mártir de la inocencia de los hombres sobre quienes se
hecha el ludibrio de una sospecha, es
más infame que la propia acción del delincuente”.
Informaciones desde
La Plata
Recibimos de nuestra corresponsal en La Plata
la siguiente información sobre el atentado:
“La primer noticia
del suceso fue recibida anteanoche a las 12 por teléfono desde Buenos Aires por
el inspector Daus, que se hallaba de servicio en el departamento central de
policía. Poco después se recibía un parte del comisario de Chivilcoy señor
Latitte, dando cuenta sumaria de lo ocurrido. La comisaría se halla a menos de
dos cuadras del Club Social. Manifiesta aquel funcionario que al sentir el
tiroteo se dirigió al sitio de donde partía, encontrándose con un gran tumulto.
Allí le informó el Sr. Carosella que un emponchado había hecho fuego desde la
calle sobre las personas asistentes al banquete, fugando luego…
Alberti –
Demostraciones de protesta.
El comercio y el vecindario de ésta han
dirigido un telegrama al gobernador protestando por el atentado cometido en
Chivilcoy, del que resultaron víctimas don Carlos Ortiz y otros heridos,
pidiéndole justicia y el castigo a los culpables…
LA NACIÓN – Buenos
Aires – 5 de marzo de 1910.
La crónica
telegráfica y los grabados que la ilustran expresan las proporciones alcanzadas
por el sepelio de los restos del señor Ortiz, fue una manifestación en sentido
de duelo y protesta que se exteriorizó con una elocuencia digna del suceso que
ha conmovido de un modo tan hondo el espíritu público por el significado que
encierra el hecho.
El atentado en Chivilcoy ha repercutido en
todas partes suscitando la misma condenación. Nadie ha tratado de encontrar
atenuantes ni de dar al acontecimiento una derivación que no fuera lógica,
aspirando a que se haga la más severa justicia. Y es de esperar que la justicia
se haga a fin de que se termine para siempre ese inesperado retoño de gauchos
malos de la política rural. Buena parte de la población de Chivilcoy concurrió
al sepelio de la víctima en testimonio de duelo y de turbada de la tragedia,
se adhiere el país entero…
Mitin de protesta
Esta tarde se verificó un mitin de protesta
contra el crimen y para pedir la renuncia de las autoridades que todavía no han
dimitido, solidarizándose con la situación.
La columna recorrió la calla Pellegrini hasta
la Plaza España y volvió por la avenida Suárez hasta la plaza principal, donde
hablaron el señor Mathus, el doctor Julianez y el señor López.
El acto se verificó dentro del más perfecto
orden. La concurrencia se dirigió después al Club Social, cuyos salones
permanecen siempre llenos de público comentando los sucesos de actualidad
Los detenidos.
Hoy se han tomado muchas declaraciones,
llamándose a los vecinos para aprovechar el concurso que podían aportar. Ya
está casi asegurado el éxito de la pesquisa y casi también individualizados los
autores del crimen.
Con mucho empeño se ha buscado al hermano de
un provinciano que ha desaparecido de Chivilcoy. Allanada la casa donde vive,
se encontraron rastros de su huida.
Una comisión que
partió para el partido de Chacabuco, suponiéndose en un establecimiento de
campo, regresó en el día sin el prófugo que ha desaparecido, pero al cual
espera la policía capturar.
Hay algunos detenidos que aparecen
comprometidos, pero el fugitivo es el que falta para completar la investigación
policial.
Por la ciudad circularon muchos rumores y se
hacen comentarios de la intervención que pueden tener personas que se indican
como envueltas en el hecho, pero sería naturalmente una imprudencia hacerse eco
de ellas sin más base de verdad que suposiciones que pueden ser infundadas.
La policía trabaja con ahínco y tiene empeñado su prestigio en esta campaña
originada por el crimen.
Al detenerse a los individuos que están
presos e incomunicados, naturalmente se han secuestrado armas de fuego para
comprobar la comparación que pueda haber entre ellas y los tiros disparados en
el Club Social. Algunas armas son flamantes, como si se hubiesen comprado para
ese objeto.
El niño Paunessi
El jefe de policía señor Lavié, visitó esta
mañana en su domicilio al niño Pascual Paunessi, herido en la noche del crimen,
interesándose por su estado que por el momento no reviste gravedad.
También lo visitamos nosotros, mientras la pobre madre se halaba sentada a
la cabecera de la cama observando la faz pálida de la víctima.
Cuando dijimos al niño que íbamos de “La
Nación” nos miró desde su lecho con esa mirada melancólica que entristece
cuando asoma a los ojos de los niños…
La ciudad amaneció hoy como en los días de
los grandes duelos públicos, envuelta en un ambiente de honda tristeza, porque
el dolor del asesinato perpetrado con inaudita alevosía tiene acongojados a
todos los corazones y la protesta se manifiesta donde quiera.
El comercio cerró sus casas, y todas las
familias, hasta los modestos moradores del suburbio hicieron lo propio,
significando de esta manera su condenación.
Muchas casas aparecieron enlutadas y todos
los rostros mostraban señales de tristeza. No ha presenciado jamás Chivilcoy
una manifestación más intensa ni una protesta que condene el mayor número de
voluntades…
ORIGENES DEL PERIODISMO EN CHIVILCOY
Así como hombres y mujeres se
dedicaban a las rudas tareas agrícolas, surgían profesionales de distintas
ramas, educadores, escritores y periodistas, con ideas ambiciosas, queriendo
darles un contenido de progreso y bien común a esos comienzos de trabajo,
quehacer cultural y civilizador. Este rumbo comenzó a concretarse mediante la
publicación de folletos, diarios, periódicos, revistas y libros que han quedado
como testimonio del historial chivilcoyano.
En 1875 Miguel Calderón y Carlos
Fajardo instalan en la Avenida Villarino N°28 una pequeña imprenta que
adquieren en Buenos Aires. Junto a Luis Mohr el 18 de marzo del mismo año, con
la dirección de Roque Nuñez aparece el primer número del periódico “La
campaña”. Miguel Calderón era hijo de Calixto Calderón, uno de los fundadores
de Chivilcoy. Roque Núñez era un periodista español, que había vivido
previamente en Uruguay. Se caracterizó por su lucha en defensa de la libertad de
pensamiento, lo que le ocasionó como actor del periodismo, más de un ataque de
los matones que manejaban los caudillos políticos haciendo culto del uso del
puñal y del trabuco.
Entre los colaboradores de “La
campaña”, se encuentran Luis Fernández, Sebastián Barrancos, Antonio Cerqueira,
Dorotea L. de Péchieu, Juan Cúneo, Manuel Bares, Andrónica Calderón y Manuel
López Lorenzo. Los dos últimos influyeron en la formación del poeta Carlos
Ortiz, siendo Andrónica Calderón, hermana de PetronaCalderon de Ortiz – madre
de Carlos Ortiz. Fue periodista, escritora y poeta de brillantes condiciones.
Colaboró también en la edición de la primera publicación con carácter de
revista: “El primer chivilcoyano”. Se la considera la primera poetisa lugareña.
Manuel López Lorenzo, periodista,
escritor, poeta, maestro y orador, arribó a Chivilcoy proveniente de España en
el año 1866. De gran vocación por la educación popular fundó una escuela de
carácter politécnico. Fue el primer maestro de poesía que tuvo Carlos Ortiz.
A fines de 1875, Miguel Calderón y
Carlos Fajardo venden la propiedad a Nicolás Frecier y a Luis A. Mohr, que
llevan adelante la segunda publicación periodística que conoce Chivilcoy: “La
reforma”.
También en el mismo año aparece “El
látigo”, publicando solo cuatro ediciones y dirigido por Eugenio Ramírez y su
colaborador Aparicio Islas.
El 8 de noviembre de 1876 nace el
periódico “La opinión”, colaborando en su redacción Manuel López Lorenzo,
Carlos A. Fajardo, Luis Mohr, Perfecto Caañamo y Federico Soarez. Al decretarse
por el gobierno estado de sitio, “La opinión” expresa su protesta por la medida
restrictiva de los derechos constitucionales, actitud que determinó que las
fuerzas policiales clausuraran el periódico. Insistiendo con la prédica
periodística en defensa de la verdad, se editó “La buena opinión”, lo que le
significó una nueva clausura.
En diciembre de 1877 se edita el
semanario “La defensa”, redactado por Luis Deus.
A fines de 1877, Nicolás Frecier y
Luis Mohr, tratando de darle continuidad a “La reforma”, cambian su nombre por
el de “Opinión y reforma”, siendo este un periódico de carácter regional.
En 1877 se publica en Chivilcoy “Eco
del oeste” dirigido por Roque Núñez, circulando además por el partido de
Mercedes hasta 1879, año en que Núñez publica un nuevo periódico, “La verdad”.
En 1877 también hace su aparición el
semanario dirigido por Luis F. Deus, “La defensa”, de efímera existencia.
Transcurre 1879 cuando aparece
nuevamente “La campaña”, iniciando su segunda época.
En 1880 se publica “La provincia”,
administrado por Juan Glitz, Nicolás Frecier y Eduardo Rochex. Tenía
orientación a la candidatura de Carlos Tejedor para presidente, con el apoyo
político de los mitristas, enfrentados a Julio A. Roca. La puja terminó en una
lamentable revuelta cívico-militar que tuvo repercusión en Chivilcoy, donde un
importante grupo de vecinos conocedores del manejo de armas intervinieron en la
misma. Se impuso Julio Roca.
Entre 1881 y 1883 Pedro Barreira
publica “La época”. Barreira, periodista de grandes condiciones, logró
destacarse posteriormente en el periodismo nacional.
En 1885, Valerio Chávez, edita“La
democracia”, diario con una trayectoria de más de cuarenta años ligado al
historial periodístico de Chivilcoy. Colaboran en el mismo el extraordinario
periodista Faustino Calvetti y Gonzalo Falcatto como redactor.
En 1888 se funda “El pueblo” con
redacción y dirección anónimas, figurando solo su administrador. Juan F. Badan.
Su dirección postal era San Martín N° 36 – Altos . Se encontraba identificado
con la política del Partido Autonomista Nacional.
En 1898 aparece “El Nacional”, con la
dirección de Faustino Calvetti. Respondía al Partido Autonomista Nacional y al
sevicio del caudillo Vicente Loveira.
En 1891 nace “El porvenir”, dirigido
por Alejandro Caamaño. Apoyaba la candidatura para la presidencia de Bartolomé
Mitre.
Al comenzar el siglo XX, solo dos
publicaciones diarias aparecían regularmente. “La democracia”, fundada por
Valerio Chávez en 1885, y “El nacional” de Faustino Calvetti. El primero de
carácter independiente y popular, y el segundo vocero de la fracción política
de Vicente Loveira.
En estas publicaciones colaboran
personas de reconocida labor en el análisis e interpretación de los hechos
políticos, sociales y literarios de Chivilcoy.
REFERENCIAS HISTÓRICAS RELACIONADAS
En 1908 falleció Francisco Ortiz y
Acosta, padre del poeta Carlos Ortiz. Autor de diferentes textos poéticos, fue
figura de la sociedad chivilcoyana de la época. Había nacido en 1835. Su
esposa, Petrona Calderón, nacía en 1840 y fallecía el 12 de octubre de 1926.
Mujer de hondo espíritu caritativo y benefactora del Patronato de la Infancia,
se convertía en una verdadera matrona de la vida social de Chivilcoy.
El 22 de octubre, en la celebración
del 53 aniversario de la fundación de la ciudad de Chivilcoy, se lleva a cabo
la inauguración del busto del General Bartolomé Mitre, en la plaza homónima.
Dicho busto había sido realizado por el escultor español, Torcuato Tasso Nadal
y el citado paseo público, que se denominaba anteriormente Esteban Echeverría,
como un homenaje al escritor nacional, por una iniciativa de Vicente Loveira,
se le impuso, el 8 de junio de 1906, el nombre del General Mitre.
El Complejo Histórico Municipal
funciona en un inmueble que perteneció a la familia de Vicente Loveira y
Segunda Calderón de Loveira, adquirida con posterioridad por la familia de
Marcelino Celaya y Rosa Lidia Gionto de Celaya. Ambas familias tuvieron a sus
hombres como intendentes de la ciudad.
Un amplio patio, con pérgola de
glicinas y bignonias, jazmines y geranios, la fuente en uno de sus jardines,
reciben al visitante.
Artesanales cielorrasos de lienzo
pintado y madera encajonada, policromos murales, son algunos de los detalles
centenarios que conserva la casa. En otros aspectos, Vicente Loveira realizó
muchas obras públicas para Chivilcoy y ha perdurado en el nombre de una calle y
en el busto de la Plaza 9 de Julio.
Bibliografía
de consulta
*Mauricio Birabent –
“El pueblo de Sarmiento” – 1938.
*Mauricio Birabent –
“Chivilcoy después de un siglo” – 1973.
*Vicente J. Abriola –
“Chivilcoy, el periodismo y su gente” – 1980.
*Carlos Ortiz – “El
poema de las mieses” – Impresiones Antuña 1977.
*Gaspar J. Astarita –
“Retablo chivilcoyano II” – 2004.
*Juan A. Larrea –
Nota: “El poeta Carlos Ortiz”
http://xn--maslacampaa-beb.com.ar/noticia.php?id=3037&edicion=2012-01-31%2014:46:41
*Osvaldo Benítez
–Nota“Carlos Ortíz, recordando al gran escritor argentino”(tomado el 22/09/14).
http://laaldearevista.com.ar/carlos-ortiz-recordando-al-gran-escritor-argentino/
*La Razón de Chivilcoy - Tras los pasos de la
historia chivilcoyana en los albores del siglo XX.
http://www.larazondechivilcoy.com.ar/site/template2.php?
*Archivo literario Municipal de Chivilcoy.
* Ensina, Rocío. El
nuevo modernismo del mundo, México: La Trina, 1950.
*Téllez, Luis Diego,
El modernismo entre las piernas de la actualidad, Argentina: Ritinga, 1979.
*Henríquez Ureña,
Max. Breve historia del modernismo, México: Fondo de cultura Económica, 1978.
* http://es.wikipedia.org/wiki/Centenario_argentino
*”La Nación” – Buenos
Aires – Ediciones del 4 y 5 de marzo de 1910. – Hemeroteca Congreso Nacional.
*”La Vanguardia” –
Buenos Aires – 7 de marzo de 1910 – Hemeroteca Biblioteca Nacional.
ISBN 978-950-43-2432-4
1. Ortiz, Carlos. Biografía. I. Título
CDC 927 - Fecha de catalogación; 27 - 10 - 2014
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De niño yo escuchaba recitar, recitaba y ahora recito con pasión a mis hijos y nietos la bellísima poesía "El arado" del eimio poeta Carlos Ortiz. está publicado en el libro "Panoramas de América", que acompañó nuestra feliz infancia.
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