jueves, 1 de enero de 2015

CRÓNICA DEL RESCATE DE UN POETA
(CARLOS ORTIZ)



PRÓLOGO

Según el diccionario de la R.A.E. y la enmienda de avance publicada en la vigésimo tercera edición, empatía, es el sentimiento de identificación con algo o alguien.
Así se dieron en su momento, dos de los necesarios elementos para que ella (la empatía) surgiera naturalmente.
Un programa radial (algo) y la presencia del doctor Guillermo Pinotti (alguien).
Conservo aún los mensajes que intercambiamos para convenir inmediatamente, la  posibilidad de llevar adelante  un espacio radial dedicado a difundir  con términos claros y docentes, sus conocimientos.
Sin apremios horarios, con  tiempo suficiente para compartir e interactuar con los oyentes problemáticas cotidianas o no, reciben un principio de respuesta,  en la autorizada opinión de Guillermo Pinotti.
Poco a poco fuimos desacartonando la presencia de la medicina y la psiquiatría,  para redescubrir  muchas de sus facetas íntimas.  Plástica, Música, Fotografía,  Museos,  Videos científicos, Historia,  no escapan a la curiosidad y posterior investigación “del Guille” con la impronta de su natural opinión.
 Es remarcable cómo logra la inmediata adecuación a un medio (el radial) que tiene sus códigos de programación, por ejemplo, al que agrega y acepta incorporarle la necesaria cuota de buen humor, aún en temas que la cultura ancestral nos ha enseñado a escuchar sin un rictus que delate cualquier reacción a favor o en contra.
Ha escrito estupendos relatos reales con, en algunos casos, el inteligente agregado de una cuota de ficción, que los hace sumamente atractivos.
Su libro “Contragolpe para una ilusión y otros cuentos”  implica al leerlo, el placer de avanzar en cada palabra, esperando la siguiente con intriga y recuerdos, provocando imágenes dibujadas  naturalmente por su particular estilo narrativo.
Conociendo  su capacidad para  investigar cualquier tema que se le plantee,  y en una mañana de esas que te levantás con “viento norte” generado por la eterna injusticia del olvido , y ante tanto revoloteo por homenajear a un escritor foráneo que llegó a escribir palabras muy crueles para con los habitantes de Chivilcoy , le nombro a CARLOS ORTIZ .
La respuesta fue sincera y contundente.  De allí en más sólo tuve que esperar unas horas para saber que Guillermo Rodolfo Pinotti, escritor, investigador y hombre de la cultura lugareña,  se había puesto en marcha. Así fui recibiendo documentos, citas, fotografías, y borradores  de su particular opinión,  que fueron  volcadas en este trabajo que,  estoy seguro,  será de gran utilidad para refrescar, descubrir y mantener en el lugar que corresponde,  a un auténtico  y talentoso escritor de nuestro paisaje urbano/rural y su trágico final.

                                                                                                        Raúl Pisani  
                                         

Crónica del rescate de un poeta.


  Aquella mañana en la radio, Pisani miraba pensativo a través del cristal el paisaje de la Plaza Belgrano que brindaba un hermoso día de sol. De pronto volteó hacia mí y, esquivando el micrófono con su mirada, blanqueo lo que sus ideas murmuraban:

-        Guille ¿Conoces al escritor Carlos Ortiz?
-        No lo recuerdo…
-        El del “Poema de las mieses” – insistió.
-        Puede ser… pero no lo tengo claro  – conteste.

Se acomodó en la silla de costado para mover mejor las manos, y darle fuerza a su expresión, despachando aquello que sentía:

-        ¡Es el principal escritor chivilcoyano! ¡Pionero de las letras en estos pagos y reconocido por su labor en aquel tiempo! ¡Es el poeta olvidado!
-        Tirame algún dato.
-        Es una historia de principios del siglo pasado. ¡Murió asesinado en el Club Social! – continuó enroscándose en el tema.

Mirá – siguió diciéndome mientras apuntaba con los índices hacia el techo -, te voy a hacer un pedido pero guardalo hasta que te diga, si tenés ganas investigame este tema. ¡Se hace tanto revoloteo con escritores que  nunca hablaron bien de Chivilcoy y de Ortiz nadie se acuerda como corresponde!

Tomé la propuesta inmediatamente. Al regresar a casa la búsqueda en internet me devolvió una nota periodística del historiador Juan Larrea y un dato preciso: El poeta descansa en el Cementerio de la Recoleta hace más de cien años, precisamente en una bóveda familiar.
Por la tarde llame a Adriana y le conté la historia. Enseguida se prendió en el tema. El domingo 21 de septiembre de dos mil catorce era un día resplandeciente propio para el recibimiento de la primavera. También para recorrer aquel campo santo donde duerme la historia de nuestro país.

Llegamos por la tarde al cementerio con mucha inquietud, pero con pocos datos. Preguntamos al portero y nos ubicó a una de las guías. Narramos la breve historia conocida, la fecha de muerte y de posible traslado desde Chivilcoy a Recoleta.
  Entusiasmada y con inquietud la guía nos llevo a la secretaría de informes, donde comenzó una increíble búsqueda en la computadora con fechas y nombres tanto desde la rama de la madre del poeta - Petrona Calderón -, como su padre - Francisco Ortiz. Hasta que encontramos un dato concreto y una ubicación posible.
  Nos señalaron el punto preciso en el plano del cementerio y ansiosos allí fuimos. Era casi la hora de cierre. Solo quedaban algunos turistas perdidos y decenas de gatos que tomaban los últimos rayos de sol de la tarde antes de ir dormir.
Caminamos en silencio. Leíamos placa por placa. Nada por aquí y nada por allá. Hasta que Adriana se detuvo y me gritó - ¡Aquí está!
  En lo alto el nombre de Francisco Ortiz identificaba la bóveda familiar. En el frente solo una placa decía: “José Fernández Coria – Homenaje de Chivilcoy – Centro de Amistad y cultura” – 1942/29 de agosto. Coria era un periodista amigo del poeta Ortiz.
  Tras las rejas de la puerta de entrada podía verse a la izquierda, junto a un altar, una enorme placa que rezaba:
“El alma de Chivilcoy” – “La Imnortalidad Gloriosa de Carlos Ortiz”.



  Estaba todo dicho, sentimos la necesidad de realizar un informe y hacer de tanta memoria un nuevo presente. Memoria a la que recurrimos gracias a anteriores trabajos de hombres como Juan Larrea, Armando Costanzo, Gaspar Astarita, Osvaldo Benítez, Héctor Antuña, Ángela Colombo, Mauricio Birabent y Vicente J. Abriola, a través de notas periodísticas, archivos y libros publicados que atesora la Biblioteca Popular de Chivilcoy.
  Con el fin de que el escritor y poeta Carlos Ortiz, ocupe en el presente cultural de Chivilcoy el lugar que merece, he recogido y unificado datos de la historia de Chivilcoy que también fueron su vida, siendo este informe solo un vehículo para despertar conocimientos del pasado, con la convicción que, de vez en cuando, es necesario tener memoria de la memoria, devolviendo al presente realidades que habían quedado en el olvido.
En memoria de Carlos Ortiz.
                                                                                             
                                                                                               Guillermo R. Pinotti




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 DESOVILLANDO LA HISTORIA

Es notorio como a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, Chivilcoy contaba entre sus vecinos con la presencia de  personalidades activas en los ámbito sociales y culturales que se desempeñaron en la educación, la literatura, el periodismo y la política, junto al esmero de los brazos que abrieron nuevos surcos en las tierras del oeste bonaerense para el porvenir argentino.  Si bien el objeto de este informe es resaltar la persona del poeta y escritor Carlos Ortiz, la mención de las personas que lo acompañaron, tanto en el ambiente social como en el contacto de sus amigos y allegados íntimos, conformaron una esfera y entorno privilegiado en su formación integral.
También los antecedentes a su época son interesantes para comprender la trama de situaciones sociopolíticas y culturales que darían marco a pasiones y desenfrenos, particularmente el período entre 1890 y 1910, donde acontecimientos a nivel de local tienen vínculo directo con sucesos en el orden nacional y principalmente con Buenos Aires.
La proyección de Argentina a la celebración del Centenario de la Revolución de Mayo, era demostrar al mundo una imagen de progreso, prosperidad y grandeza del país.
A finales del siglo XIX el comercio y el sector agropecuario, como la carne, el cuero, la lana y el trigo, dio un perfil distinto a los productores, a los frigoríficos y a otros comerciantes que comenzaron a adoptar las formas de vida de los sectores sociales altos de Europa y Estados Unidos. Argentina recibía el mote de granero del mundo.
La población crecía rápidamente, debido a la masiva inmigración desde Europa. El amplio territorio prácticamente despoblado del país recibía este constante aporte humano que contribuía con el crecimiento la joven nación. De una demografía compuesta por seis millones de habitantes, un millón eran italianos y ochocientos mil eran españoles. Argentina prometía a sus habitantes un futuro de grandeza. Con esta imponente realidad se encontraron los millones de inmigrantes que -atraídos por la riqueza de este rico país- cruzaron el Océano Atlántico en procura de una mejor calidad de vida, en paz y con posibilidades de progreso y ascenso socioeconómico, que estas tierras les ofrecían en ese entonces. Si bien la gran mayoría de ellos, en poco tiempo, se fueron integrando al tejido social y conformaron la base del importante estrato social medio argentino, otro grupo conformó la incipiente fuerza obrera compuesta por trescientos mil trabajadores. Esta nueva realidad de la sociedad provocó el aumento de conflictos sociales.
Chivilcoy también fue un reflejo de esta transformación socioeconómica y cultural. Fue pensado en esa perspectiva. Tenía un pueblo de cabecera coherentemente delineado, con amplias avenidas hacia los cuatro puntos cardinales y vastas plazas que se estaban llenando de esencias importadas, casas de material sólidas, un comercio extraordinariamente activo, escuelas municipales, templo, carril de acero por donde recibir por contacto directo y diario el influjo civilizador de la capital. Una nueva generación de hombres jóvenes acompañaba el sueño de sus fundadores, logrando en el noble trabajo de la tierra la justa recompensa para su esfuerzo.
En su recinto urbano se había registrado la presencia reiterada de los más destacados hombres públicos e intelectuales del país y visitantes extranjeros. Era un vecindario feliz, en pleno envión hacia arriba, con todas las características de las sociedades jóvenes establecidas sobre tierras fértiles.
La tendencia intelectual del “modernismo literario” tiene origen en Argentina con la llegada del escritor nicaragüense Rubén Darío aproximadamente en 1893, siendo en Chivilcoy el poeta Carlos Ortiz uno de los primeros en unirse a ese movimiento.
El modernismo expresó una voluntad de cambio y también de disconformidad a lo español, reaccionó contra la expresión fácil para inclinarse al virtuosismo y su génesis no fue directamente importada de Europa, sino que surgió de un proceso literario americano y argentino.
Es evidente que el modernismo surgió de situaciones comunes a un período de rebeldía social y política y esto explica la mentalidad revolucionaria y disconforme de algunos destacados representantes de esta escuela literaria en nuestro medio.
De los intelectuales que rodearon a Carlos Ortiz en su formación cabe destacar a su tía Andrónica Calderón, considerada la primera poetisa chivilcoyana, su primo hermano Leopoldo Díaz, y el escritor, poeta, maestro y orador Manuel López Lorenzo.
Este último arribó a Chivilcoy proveniente de España en el año 1866, con sueños e ideas progresistas y actitud emprendedora, conformando una personalidad inquieta y romántica que reflejaba en sus escritos y poemas. Se destacó por su vocación por la educación popular. Lorenzo ejercía sus funciones de acción cultural con marcada dedicación, propia de los idealistas de aquella época, dándole a lo material y al dinero una importancia ínfima, siendo el fuerte de sus actividades el placer de construir y dejar raíces que perduren.
También en esta reseña que describe hechos históricos, se mencionan a dos personalidades de la época, con matices opuestos, que marcaron el destino de Carlos Ortiz: El Profesor Alejandro Mathus y el caudillo político Vicente Loveira.

Alejandro Mathus (1870-1921), amigo de Carlos Ortiz, fue el primer director de la Escuela Normal de Chivilcoy. El 12 de abril de 1906 la ciudad asistía jubilosa a su inauguración, que comenzó a funcionar en el edificio ubicado en la intersección de la Avenida Sarmiento y la calle Belgrano, donde estuvo ubicada durante varias décadas la Escuela Nº 1 Domingo Faustino Sarmiento, demolida en el mes de abril de 1970. El acto inaugural contó con la presencia del Ministro de Justicia e Instrucción Pública de la Nación, Dr. Joaquín V. González. La Escuela Normal funciona allí hasta el año 1912, cuando se traslada su actual sede en la esquina de Av. Soarez y Güemes. El 18 de abril de 1925, al cumplirse el vigésimo aniversario de este establecimiento educacional, se le impuso el nombre de Domingo Faustino Sarmiento.

Vicente Domingo Loveira, fue un dirigente político, caudillo y hombre público de gravitación, en el seno de la sociedad chivilcoyana, y en la cuarta sección electoral. Loveira, había nacido en la ciudad de Luján, el 19 de noviembre de 1853, y arriba a Chivilcoy, en plena juventud, contrayendo matrimonio en 1878, con Doña Segunda Calderón. Presidente del Honorable Concejo Deliberante desde el año 1899, ocupaba la titularidad del Ejecutivo Municipal y bajo su gestión se concretaron importantes obras para el desarrollo edilicio de la ciudad. Una de ellas fue la construcción del nuevo Palacio Municipal, un imponente edificio, considerado en su momento, uno de los más importantes de la provincia, cuyo diseño estuvo a cargo del arquitecto italiano Carlos Lucchini, que llega a Chivilcoy por la década de 1870 y efectúa diversos trabajos. Dispone mediante Ordenanza del Concejo Deliberante, imponer el nombre de España a la antigua plaza Washington, como homenaje a la numerosa colectividad hispánica residente en nuestra ciudad. La primera denominación en honor del primer presidente estadounidense, le había sido asignada por iniciativa de Manuel Villarino, en la sesión de la Corporación Municipal del 10 de noviembre de 1866.
Independiente de las distintas circunstancias de las épocas, los ideales y argumentos, es difícil escapar a la comparación de las motivaciones, intrigas, fidelidades y traiciones que rodearon a los años cercanos al Centenario de la Revolución de Mayo con el reciente Bicentenario, transcurriendo actualmente el año dos mil catorce. Los intereses egoístas, la soberbia y las actitudes totalitarias son capaces de invadir cualquier sistema y, usando la mentira como herramienta estructural, subyacen camuflados con cualquier ideología. Quizás en reflexiones surgidas de situaciones análogas como estas, donde en una extraña madeja de influencias intelectuales, políticas e informativas, la experiencia ganada de situaciones vividas, nos permita soñar con un mejor futuro con unidad y prosperidad.

Mas allá del reconocimiento a través de este informe a la figura del poeta Carlos Ortiz, verdadero prócer de la literatura chivilcoyana, creo necesario valorar las actitudes de buena fe de los hombres de todos los tiempos, el sentido y necesidad de progreso amparado en la voluntad, el esfuerzo y la capacidad de crear sosteniendo principios de justicia e igualdad, conservando la humildad necesaria para que las buenas acciones destinadas al bien común sean importantes por sí mismas trascendiendo a cualquier hombre, y donde las instituciones decidan por consenso el destino de los pueblos.

EL MODERNISMO LITERARIO EN ARGENTINA

Teniendo a Buenos Aires como escenario principal, durante los últimos años del siglo XIX se produce un cambio importante en la actividad literaria, dando un perfil distinto a una ciudad que crece aceleradamente. Se producen cambios socioeconómicos, políticos y culturales nacidos de las olas inmigratorias, con un proceso de creciente urbanización y alfabetización, un desarrollo comercial y administrativo.
La existencia de público nacido de las campañas de alfabetización, se articula con el surgimiento de la prensa popular, cuyas primeras manifestaciones son el aumento decisivo de la oferta periodística y la proliferación de revistas.
Nace la revista Caras y caretas (1898), dirigida por José Sixto Álvarez (1858-1903) —más conocido como Fray Mocho—,  que combina  caricaturas e ilustraciones junto con gran cantidad de temas nacionales y extranjeros que abarcan desde noticias sociales, notas de interés general, artículos sobre la moda, hasta consejos sanitarios. Junto a esta mezcla de notas, la revista publica textos literarios, provenientes también de estéticas diferentes: modernismo, literatura costumbrista, realista o rural.
El género predominante es el costumbrismo, cuyo representante es José Sixto Álvarez, el primer escritor profesional de la Argentina.
El modernismo fue un movimiento de reacción contra el romanticismo y la rigidez del idioma castellano ante nuevas orientaciones culturales. En este intento profundo de renovación y actualización del lenguaje influyeron ideas y movimientos heterogéneos. Renovó íntegramente las formas de la prosa y de la poesía: Vocabularios, giros, tipos de verso, estructura de los párrafos, temas y ornamentos. El verso tuvo desusada variedad, como nunca la había conocido antes, se emplearon todas las formas existentes y se crearon otras nuevas.
Esta revolución estética se inició en la Argentina en 1893, año en que por vez primera llega a Buenos Aires el nicaragüense Rubén Darío. El poeta ya era conocido en nuestro medio por su libro Azul, que publicó en 1888 durante su estada en Chile, y por sus colaboraciones enviadas al diario "La Nación", a partir de 1889. El escritor nicaragüense fue un conocedor profundo del idioma castellano y basado en su vinculación con los poetas franceses de las escuelas simbolistas y parnasianas renovó la métrica y combinó versos que hasta su época eran inconciliables —el endecasílabo y el alejandrino— y utilizó el de nueve sílabas, muy poco empleado. Se considera a Darío como el maestro del modernismo, el primer gran poeta exquisito de nuestro idioma cuya influencia se esparció por América y España.
Los modernistas renovaron el lenguaje poético y por medio de símbolos e imágenes expresaron con otro sentir la realidad.
En el año 1890 y en un escrito, es Rubén Darío el que se refiere al modernismo como una corriente del pensamiento literario y poco más tarde —en 1899— esta palabra fue incorporada al Diccionario de la Real Academia Española a instancias del sabio polígrafo Menéndez y Pelayo.
La unánime simpatía con que fue recibido Rubén Darío en nuestros círculos intelectuales también contó con la adhesión del periodismo. Así lo expresó Joaquín V. González desde las columnas de "La Prensa" y Julio Piquet por intermedio de "La Nación". Aunque algunos objetaron principios de la estética modernista más tarde reconocieron la importancia y méritos de la nueva escuela literaria, particularmente después de la publicación de Prosas profanas (1896), el libro de versos que provocaría un gran cambio en la literatura de América.
Desde sus comienzos, el modernismo encontró en Buenos Aires un ambiente cultural que favoreció su aceptación. Colaboraron en este proceso la apertura de la Facultad de Filosofía y Letras, la revista "La Biblioteca" que dirigió Paul Groussac, el número creciente de periódicos, un mayor interés por los ideales de la cultura y la gradual decadencia de la poesía posromántica.
Luego de 1890 se consolida en nuestro país una heterogénea clase media, surgida de la inmigración, integrada en mayoría por hombres cultos —escritores, profesionales, educadores - que se inclinan en favor de los humildes y proponen nuevas soluciones sobre la base de las doctrinas del radicalismo y del socialismo. También se inicia la lucha del proletariado ante la agitación de los anarquistas y en distintos barrios de la capital se abren centros obreros y bibliotecas con obras de literatura izquierdista.
La llegada de Rubén Darío a Buenos Aires despertó interés en los medios intelectuales, no sólo entre la alta clase social sino también en los cenáculos literarios de cafés y tertulias a las que asistían periodistas y artistas desplazados. La bohemia porteña adhirió al modernismo y provocó una especie de nivelación social y cultural, al agrupar a los poderosos patricios con hombres que bregaban por nuevas formas políticas.
Es evidente que el modernismo surgió de situaciones estéticas comunes a un período de rebeldía social y política y esto explica la mentalidad revolucionaria y disconforme de algunos destacados representantes de esta escuela literaria en nuestro medio.
La difusión del modernismo: Para que la tendencia modernista cobrase impulso fue necesario que sus seguidores utilizaran en favor de la escuela, revistas literarias, periódicos, diarios, libros y tertulias culturales. La primera en iniciar la lucha por la difusión fue la "Revista de América" —de efímera existencia— que fundaron Rubén Darío y Jaimes Freyre en 1894, con el propósito de convertirla en órgano de la generación nueva. Al año siguiente comenzó la publicación de la revista semanal titulada "Buenos Aires" y, en 1896, "La Biblioteca", a iniciativa de Paul Groussac, estudioso francés que si bien no adhirió al movimiento, pues respondía a la orientación ideológica de la generación del 80, permitió que en sus páginas colaboraran varios representantes del modernismo.
En 1898 apareció la revista el "Mercurio de América" que fundó Eugenio Díaz Romero y cuya finalidad era mantener el espíritu de la innovación. Entre sus colaboradores figuraron Rubén Darío, Leopoldo Lugones, Leopoldo Díaz, José Ingenieros y otros. También deben citarse las revistas tituladas "Atlántida", "La Quincena" y "La Montaña", esta última de tendencia anarquista fundada por Lugones e Ingenieros.


ANTECEDENTES DEL PERIODISMO Y LAS LETRAS EN CHIVILCOY
Y SU INFLUENCIA POLÍTICA

Llegaron a Chivilcoy criollos nativos e inmigrantes con deseos de trabajar y conquistar una posición económica que les asegurara un porvenir,
El esfuerzo, la voluntad y la perseverancia despojaron la tierra virgen de malezas poco a poco. La reja del arado a mancera abrió surcos guiados por manos laboriosas que sembraron las semillas que brindarían las primeras mieses para el porvenir agropecuario de Chivilcoy.
Domingo Faustino Sarmiento, al hacer un alto en cercanías de tierras de Gorostiaga, quedó admirado de las chacras de Chivilcoy y del hermoso cuadro que ofrecían a su vista.
Así como hombres y mujeres se dedicaban a las rudas tareas agrícolas, surgían profesionales de distintas ramas, educadores, escritores y periodistas, con ideas ambiciosas, queriendo darles un contenido de progreso y bien común a esos comienzos de trabajo, quehacer cultural y civilizador. Este rumbo comenzó a concretarse mediante la publicación de folletos, diarios, periódicos, revistas y libros que han quedado como testimonio del historial Chivilcoyano.
En 1875 Miguel Calderón y Carlos Fajardo instalan en la Avenida Villarino N°28 una pequeña imprenta que adquieren en Buenos Aires. Junto a Luis Mohr el 18 de marzo del mismo año, con la dirección de Roque Nuñez aparece el primer número del periódico “La campaña”. Miguel Calderón era hijo de Calixto Calderón, uno de los fundadores de Chivilcoy. Roque Núñez era un periodista español, que había vivido previamente en Uruguay. Se caracterizó por su lucha en defensa de la libertad de pensamiento, lo que le ocasionó como actor del periodismo, más de un ataque de los matones que manejaban los caudillos políticos haciendo culto del uso del puñal y del trabuco.
Entre los colaboradores de “La campaña”, se encuentran Luis Fernández, Sebastián Barrancos, Antonio Cerqueira, Dorotea L. de Péchieu, Juan Cúneo, Manuel Bares, Andrónica Calderón y Manuel López Lorenzo. Los dos últimos influyeron en la formación del poeta Carlos Ortiz, siendo Andrónica Calderón, hermana de Petrona Calderon de Ortiz – madre de Carlos Ortiz. Fue periodista, escritora y poeta de brillantes condiciones. Colaboró también en la edición de la primera publicación con carácter de revista: “El primer chivilcoyano”. Se la considera la primera poetisa lugareña.
Manuel López Lorenzo, periodista, escritor, poeta, maestro y orador, arribó a Chivilcoy proveniente de España en el año 1866. De gran vocación por la educación popular fundó una escuela de carácter politécnico. Fue el primer maestro de poesía que tuvo Carlos Ortiz.
A fines de 1875, Miguel Calderón y Carlos Fajardo venden la propiedad a Nicolás Frecier y a Luis A. Mohr, que llevan adelante la segunda publicación periodística que conoce Chivilcoy: “La reforma”.
Comienza así una importante actividad periodística, cultural y literaria en la ciudad con hombres de reconocida trayectoria y compromiso social.
Al comenzar el siglo XX, solo dos publicaciones diarias aparecían regularmente. “La democracia”, fundada por Valerio Chávez en 1885, y “El nacional” de Faustino Calvetti. El primero de carácter independiente y popular, y el segundo vocero de la fracción política de Vicente Loveira.
En estas publicaciones colaboran personas de reconocida labor en el análisis e interpretación de los hechos políticos, sociales y literarios de Chivilcoy.


CARLOS ORTIZ, PRÓCER DE LA LITERATURA CHIVILCOYANA



  Sin lugar a dudas Carlos Ortiz es el verdadero prócer de la literatura chivilcoyana. Los cantos de amor que escribió en diarios de su ciudad natal fueron transcriptos a algunos de Buenos Aires. “El poema de las mieses” es el libro que lo hizo famoso. Este libro, que fue escrito en verso, trata sobre la vida en el campo, exaltando el trabajo rural, dejando ver a través de su protagonista, una conjunción entre el hombre y la naturaleza tanto en su belleza como en el sacrificio y voluntad que implica la dedicación a la  labor de la tierra y el espíritu de progreso.

  Alfredo L. Palacios escribe meses después de la muerte del poeta Ortiz: “Nuestro joven poeta que cantaba a la tierra, al sol y los trigales rubios, cayó víctima de un crimen nefario. Era un alma límpida, generosa, fuerte, y en un ambiente político de corrupciones, lógico es que lo agrediera la barbarie insolente”. “Lo cierto es que no es estéril la obra del poeta, que a veces vigoriza el alma de los pueblos y que en países como el nuestro en que todo está mercantilizado, donde gran parte de la juventud recibe una educación estrictamente epicúrea, poetas como Ortiz que canten al sol, al trabajo y a las mieses, realizarán siempre una acción fecunda, inculcando un poco de ideal en los corazones amonedados”.


  La principal influencia literaria de Carlos Ortiz estuvo dada por el modernismo, (1890 a 1910) siendo uno de los primeros en incorporarse a ese movimiento. Un estilo marcado por nostalgia, excesos decorativos y esplendor verbal. Así formó parte del grupo de Dardo Rocha, Antonio Bermejo y Leopoldo Díaz.
  Esta revolución estética literaria se inició en la Argentina en 1893, año en que por vez primera llega a Buenos Aires el escritor y poeta nicaragüense Rubén Darío, siendo su máximo exponente en la ciudad de Chivilcoy el poeta Carlos Ortiz.

1890 – 1910.
EXPRESIÓN DEL MODERNISMO LITERARIO EN CHIVILCOY Y LA FIGURA DEL POETA CARLOS ORTIZ.

Carlos Ortiz nació en Chivilcoy – provincia de Buenos Aires – en la estancia “Las Palmeras” el 27 de enero de 1870.
Allí aprendió a amar el campo y a valorarlo desde niño. Hijo de D. Francisco Ortiz y doña Petrona Calderón, tuvo una infancia feliz y una juventud laboriosa en actividades rurales y las letras. Consideraba que el trabajo reivindica y ennoblece. Siendo ya un hombre, plantó un establecimiento modelo en Las Toscas – partido de Lincoln.
En las letras, a las que se dedicó desde joven, tuvo por maestro a Manuel López Lorenzo, a quien dedicó una de sus obras, y el apoyo de su primo hermano Leopoldo Díaz. En 1899 publicó “Rosas del crepúsculo”, que seguía el estilo de Rubén Darío.
Le gustaban las tareas del campo, a las que dedicaba tiempo, trabajo y vocación. Durante algunos años trabajó en las cosechas en la estancia "La Sirena", ubicada en el partido de Lincoln.
Su principal influencia literaria estuvo dada por el modernismo, (1890 a 1910), siendo uno de los primeros en incorporarse a ese movimiento. Un estilo marcado por nostalgia, excesos decorativos y esplendor verbal.
“El poema de las mieses” (1902) libro que lo hizo famoso, fue escrito en verso y trata sobre la vida en el campo. Aquí pone de relieve el trabajo rural y deja ver la simbiosis entre el hombre y la naturaleza.
El contacto con la naturaleza y la experiencia directa del trabajo en esas tierras fueron fuente de inspiración para su obra principal, “El poema de las mieses”.
La estancia era asiduamente concurrida por el doctor Dardo Rocha, Antonio Bermejo y el poeta Leopoldo Díaz – estos dos últimos, primos del poeta.
En 1899, publica “Las rosas del crepúsculo” donde es visible el estilo modernista de Rubén Darío. En 1902 publica la obra que le consagraría en América y Europa, “El poema de las mieses”.
 En el “Almanaque Sudamericano” publicó muchas poesías y composiciones en prosa. Tradujo a Víctor Hugo, a Stéphane Mallarmé, Théodore de Banville, Paul Marie Verlaine y Edgar Allan Poe.
  Cuando El Ateneo estaba en su apogeo leyó  en él  varios poemas, que fueron muy aplaudidos.

En su familia había varios poetas. Una tía por parte de la madre, Andrónica Calderón, fue la primera poetisa de Chivilcoy. Leopoldo Díaz, primo hermano de este, seguramente también ha sido de gran influencia en él. Fue uno de los poetas modernistas más destacados del país al que Carlos Ortiz sumaría a su círculo conformado por figuras como Leopoldo Lugones, Rubén Darío, Fernández Estrada, Díaz Romero, entre tantos otros. También su padre, Francisco Ortiz y Acosta, aunque sin ser poeta ni literato, ha escrito versos que han sido publicados en la revista “La América Literaria”, en el “Almanaque Sud Americano”, y en otros diarios y revistas. Su primer maestro de poesía fue el poeta español Manuel López Lorenzo, radicado en la ciudad de Chivilcoy en 1866. Este fue fundador de la Escuela Politécnica en Chivilcoy, en la que fue alumno Carlos Ortiz.
Sus versos comenzaron a publicarse en periódicos y revistas locales y de Buenos Aires. Con el tiempo progresó literariamente, realizando diversas traducciones y editado los libros ya mencionados que lo han hecho trascender.
En el mes de noviembre de 1902 se publica el celebrado “Poema de las Mieses”, una obra dividida en doce Cantos y un Prólogo, que logra elogiosos conceptos de la crítica literaria y una amplia trascendencia nacional e internacional. Fue reditado en 1919, por el sello gráfico de la Cultura Popular; en 1962 por la poetisa Ángela Colombo y en 1977 por el impresor Héctor Manuel Antuña.
En Buenos Aires frecuenta El Ateneo y el Café de los Inmortales. Le alientan Rubén Darío, Leopoldo Lugones, Evaristo Carriego, José ingenieros, Carlos Vega Belgrano, Ángel de Estrada, Charles de Soussens, Alfredo Palacios, Rufino T. Bello, Luis Bayón Herrera, Roberto J. Payró, Alberto Ghiraldo, José Maturana e infinidad de hombres que honran las letras argentinas. Su domicilio en la ciudad de Buenos Aires, en la entonces calle Corrientes y actual Pueyrredón, fue también lugar de reunión de artistas de diversas ramas.
En Europa estuvo en contacto con Salvador Rueda, Antonio Machado, Eduardo Marquina y los últimos exponentes en Francia e Italia. En un viaje posterior, acompañado por el poeta Leopoldo Díaz, visitó el pueblo de Morges que lo inspiró para escribir “El poema de la Pampa” e “Impresiones de viaje” (obras perdidas) y partió a París, para luego volver a Buenos Aires.
En Francia colabora en el Mercurio y su nombre y su obra son consagrados por el reconocido crítico Francois de Nion.
Lo demás de su producción poética, dispersa en diversas publicaciones, fue recopilada por el periodista José Fernández Coria bajo distintos títulos: “Mensajes líricos”, “El grito de los fuertes” y “El cuerno florido”, etc.
 
En los primeros meses de 1910 la situación política de Chivilcoy estaba enrarecida. Imperaba el caudillismo empleando todos los recursos de prepotencia a su alcance, procurando acallar las voces y el accionar constante y valiente de quienes se erguían contra el imperio de la barbarie.
El régimen del caudillo Vicente Loveira, jefe del Partido Autonomista Nacional, con fuerte ascendencia en la 4° Sección Electoral de Buenos Aires, no escatimaba en actitudes autoritarias para conservar su poder. Ernesto Barbagelatta como intendente, Adrián Laffitte como comisario, Indalecio Cancedo como Inspector General, Prisciano Cufré como Jefe de las Oficinas de Guías y otros que ocupaban cargos jerárquicos de la intendencia, llevaban adelante a través de su obsecuencia, actitudes y conductas reprochables que fueron repudiadas tanto por corrientes internas al partido como fuera del mismo.
En el año del centenario argentino, el profesor Alejandro Mathus, hombre que gozaba de sólido prestigio en los ambientes intelectuales y sociales de Chivilcoy, y uno de los más enérgicos opositores al oficialismo, es trasladado a la ciudad de Mendoza por oscuras gestiones de Vicente Loveira, para quitarlo del ruedo local.
Los amigos y allegados a Mathus, indignados con esta decisión, organizan un banquete de despedida y homenaje al director de la Escuela Normal en el Club Social, en repudio al turbio manejo de Loveira que prácticamente lo expulsaba de la ciudad.
A través de sus invitaciones, los organizadores lograron una amplia adhesión del vecindario para asistir a la reunión.



La noche del 2 de marzo de 1910 fue elegida para la velada. Alrededor de ciento cincuenta comensales asistieron al banquete. Se habían programado varios discursos para luego de la cena.  El Dr. José María Moras puso de relieve en su discurso la importancia y significado de aquel acontecimiento.
Alejandro Mathus describió la realidad que les tocaba aludiendo al uso de la mentira como instrumento para denigrar y presionar, por parte de su adversario político y sus seguidores.
Unas horas antes del banquete, alguien cercano al escritor Carlos Ortiz, le pidió que pronunciara algunas palabras. Ante la insistencia de sus amigos, el poeta escribió los versos que más tarde leería:

Mathus:

Tú, como el gallo de Rostand, querías
Hacer la luz con tu soberbio canto,
Y tú cantaste, aun cuando bien sabías,
Que a los búhos la luz infunde espanto.

Y tú viste almas buenas en la bruma,
Viste almas infantiles en la sombra.
Y en esas almas que la noche abruma
Sembraste el verbo que a la noche asombra.

No vierte el astro-rey sus resplandores
Sin que huya a refugiarse en la floresta,
El cuervo deslumbrado de fulgores
Dando al viento sus gritos de protesta.

Hacen falta las sombras al caudillo
Como negra noche a la lechuza:
¡Es en la sombra que se escuda el pillo
Y es en la sombra que el puñal se aguza!

Como el de Chantecler vibró tu acento
En la noche preñada de terrores.
Ruborizó una aurora el firmamento
Y en su gruta temblaron los errores.

Tú enseñaste el secreto de los verbos.
Enseñaste el misterio de las liras.
Te declararon guerra los protervos
Y quisieron morderte las mentiras.

Podrá matar el búho tenebroso
Al Chantecler de cánticos triunfales.
Pero el sol surgirá, siempre glorioso
A clavar en la noche sus puñales.

Levantó la calumnia sus pendones,
El bárbaro agitóse en la penumbra,
Se pusieron en juego las facciones
Para abrazar al sol que las deslumbra.

Cerca de medianoche la fiesta había terminado y grupos esparcidos en el salón conversaban y comentaban sobre el evento. En un momento determinado de la reunión se acercaron a los balcones del club un grupo de matones emponchados al grito de ¡Viva Loveira! Dispararon sus armas a mansalva contra la cabecera del banquete hiriendo de muerte al poeta Carlos Ortiz, quien minutos antes había recitado versos que quedaron sobre la mesa como su última expresión y trágica profecía.
Dentro del club el asombro y la desesperación inundaron el ambiente. Los niños corrían aterrorizados ante los gritos de desesperación y auxilio de sus madres. Nadie sospechaba la presencia de los asesinos aguardando que los espectadores de la calle se retiraran y dejaran sola la cuadra.
De pronto se vio a Carlos Ortiz apoyado a la pared junto a uno de los balcones con el rostro desencajado y pálido. Mientras algunos lo auxiliaban y sostenían, otros hombres saltaron por los balcones a la calle para intentar perseguir a los agresores, sin resultado positivo. Lo llevaron rápidamente a su casa, situada a unos ciento cincuenta metros del Club Social sobre la calle San Martín N° 112 (era llamada “La Casa de la Lira”) y con todos los esfuerzos y cuidados posibles.
Lo asistieron los médicos Santiago Fornos, Juan Oteiza, Ireneo A. Moras, y Antonio Novaro. Los profesionales convinieron con la familia la interconsulta con un cirujano de Buenos Aires. Se telegrafió al Dr. Marenco, quien llegó en tren expreso a las siete de la mañana. Coincidiendo en el diagnóstico de sus colegas, lo intervino quirúrgicamente sin resultado satisfactorio, falleciendo el 3 de marzo de 1910 a las 9 de la mañana.
El sepelio de Carlos Ortiz fue una protesta masiva y silenciosa de todo el pueblo. Mujeres, hombres y niños de la ciudad y gran cantidad de personas desde Buenos Aires acompañaron los restos del poeta hasta su última morada. En las veredas y puertas de cada casa un enorme gentío aguardaba el paso del féretro que fue llevado a pulso desde su casa hasta el Club Social, deteniéndose frente al balcón donde fue herido.
Allí improvisó emocionantes y sentidas palabras su amigo Alejandro Mathus. Las casas de comercio habían cerrado sus puertas en señal de duelo. Una multitud siguió caminando detrás de los coches fúnebres hasta el cementerio.
Dirigieron palabras de despedida durante el sepelio el doctor Antonio Novaro, Eugenio F. Díaz y Alberto Ghiraldo. El joven Lisandro Peralta, por su parte, despidió a Ortiz leyendo unos hermosos versos.
El poeta Carlos Ortiz, víctima de aquel brutal atentado y este sangriento episodio derrumbaba para siempre la figura de Vicente Loveira, señalado como el autor moral del hecho; aunque nunca existieron pruebas suficientes para confirmarlo y todavía hay innumerables dudas y confusión. A raíz del asesinato del poeta Carlos Ortiz se realizaron manifestaciones callejeras y actos con la concurrencia de una muchedumbre fogosa e indignada, que reclamaba esclarecimiento, justicia y severo castigo a los culpables. Como consecuencia, Loveira, padeció su caída política y económica. Sus fueros parlamentarios lo resguardaron de toda acción judicial, pero el juicio de la historia lo condenó para siempre. Había hecho mucho por su ciudad, principalmente por educación y obras públicas, siendo legislador provincial, como consejero escolar, como concejal, como intendente. Pero Chivilcoy no le perdonó haber matado a un poeta.
El 1907, se había fundado el diario “El Debate”, dirigido por Antonio Seara y José Fernández Coria, con la redacción de Eduardo Fagnani. Funcionaba en la tercera cuadra de la avenida Villarino y asumió una posición claramente contraria a la política de Vicente Domingo Loveira. Cuando ocurre en 1910 el asesinato del escritor y poeta Carlos Ortiz, este diario jugó un papel fundamental para lo que significó la muerte política de Vicente Loveira.
Tenía en el techo, en la terraza, una sirena y aparecían dos y, a veces, tres ediciones en el día. Pocos minutos antes de la aparición de cada edición, sonaba la sirena.

Carlos Ortiz fue sepultado en el cementerio municipal de Chivilcoy provisoriamente, y luego sus restos fueron trasladados a la bóveda familiar de Francisco Ortiz, ubicada en la sección 16 del Cementerio de la Recoleta en la actual Ciudad de Buenos Aires. Una placa recordatoria junto al altar de la bóveda reza:
“El alma de Chivilcoy”. “La Inmortalidad gloriosa de Carlos Ortiz”.

En la ciudad de Buenos Aires en el barrio de Flores, una calle recuerda su nombre. El 22 de octubre de 1929, se inauguró en la plaza 25 de Mayo un busto del poeta Carlos Ortiz, obra del escultor Juan Zuretti. Hablaron en esa ceremonia el presidente de la Comisión de Homenaje, don Juan B. Lahuirat, y el intendente municipal, don Generoso Falivene.
También en esa oportunidad, invitado especialmente por la comisión, dirigió un discurso el senador nacional Alfredo Palacios. Cesados los aplausos con que fue saludado al disponerse a hablar, el orador expresó su fe en un pueblo que, como el de Chivilcoy, se sobrepone a la ola del más vasto materialismo, que procura ahogar las mejores manifestaciones del espíritu y honra a un poeta suyo, cantor de las labores rurales, las que caracterizan a su terruño, lo nutren y empujan.
Pero Carlos Ortiz – prosiguió el senador nacional – no fue un cultor exclusivo de la forma. Fue también un ciudadano, Y como Andrea Chenier, el poeta revolucionario, murió joven, quizás porque los dioses le amaban, y como a éste le fue arrebatada violentamente la vida.
Ortiz fue un poeta civil. Dejó la torre de marfil y se confundió con el pueblo, cuyas necesidades y anhelos interpretó. Y de ello nace el vigor y la lozanía de sus versos, que son la expresión del espíritu auténticamente popular.
Años después también en la Escuela N° 28 de la sección quintas, se inauguró otro busto de Carlos Ortiz, obra del escultor chivilcoyano Antonio Bardi, bautizándose con su nombre a dicha escuela. También una calle de Chivilcoy lleva su nombre.
Para definir la personalidad de Carlos Ortiz, basta repetir sus palabras:
“Si un hombre trata la vida como artista, debe ser Todo Corazón”.

Obras

-       “Rosas del crepúsculo” (1899).
-       “El poema de las mieses” (1902), por el cual fue el reconocido por la crítica de su   época en América y Europa.
-       “El cuerno florido”.
-       “El grito de los fuertes.
-       “Mensajes líricos y Cantos de Amor, de Esperanza y de Duda”.
-        Existen dos obras perdidas: “El poema de la pampa” e “Impresiones de viaje”.

REPERCUSIÓN A NIVEL NACIONAL DEL ATENTADO EN CHIVILCOY

Notoria difusión nacional tuvo el lamentable suceso del homicidio del poeta Carlos Ortiz que se vio reflejado en medios como “La Vanguardia” – órgano de prensa del Partido Socialista -, y el diario “La Nación”, con muy importante cobertura, entre otros.


                                     “LA VANGUARDIA” – Buenos Aires – 7 de marzo de 1910


  Los detalles de los sucesos de Chivilcoy, cuya crónica narra las circunstancias en que se produjeron, constituyen por sí misma la protesta más vibrante. Su relato apenas logra convencernos de su realidad, pues el país tenía derecho a creer definitivamente abolidos los tiempos de barbarie y de terror en que tales hechos tuvieron su marco explicable.

  Tenía el país el derecho a creer terminadas para siempre las hazañas de “malevos” y “emponchados” que llevan a cabo crímenes ardidos por caudillos que reviven las amenazas sangrientas de hace sesenta años. Pero tales sucesos ocurren todavía en ciudades como Chivilcoy, es decir, en un centro de cultura y de progreso, donde aún persiste, como se ve, el caudillo clásico que realiza su política regresiva valiéndose de asesinos.

  No cabe atenuación alguna. Se trata de un asesinato cuya índole excluye toda suposición que pueda en cualquier forma disminuir la gravedad del acontecimiento que humilla de un modo tan hondo la civilización argentina.

  Recuérdese que se trata de un grupo de simples bandoleros que asaltaron un club donde se celebraba una fiesta en honor a un educacionista y que en esta fiesta se hallaban señoras, siendo los asaltantes mandados por gente que no tolera la oposición profesada por personas tan prestigiosas y respetables como el director de un alto establecimiento educacional, y el poeta Carlos Ortiz, víctima trágica de la hazaña.

  El hecho repite historias de viejos caudillos y nos retrae a la época en que no se podía transitar por la aldea sin el temor de asaltos, si se contaba con la enemistad del que se adueñare de la localidad.
  Pero los sucesos, estos, no han ocurrido en una aldehuela perdida en un remoto rincón de la república, sino en una ciudad floreciente, enlutada hoy por un crimen que subleva el espíritu argentino, sumergiéndola en la humillante vergüenza de retroceder a un pasado ya lejano. Y el espíritu argentino conmovido de una manera tan inesperada, debe aspirar a una reparación.

Chivilcoy está bajo la horrible impresión del crimen salvaje perpetrado anoche en forma que no hay precedente en el país y que pugna con las conquistas de nuestra civilización. La consternación producida es intensa y la policía deberá buscar empeñosamente a los forajidos y a los que armaron su brazo…

  Entre la gente que estaba estacionada en la acera frente a los balcones, había algunos individuos de mala catadura con su continente sospechoso y las frases picantes que deslizaban, obligaban a las familias a abandonar ese punto de observación.



“LA NACIÓN” – Viernes 4 de marzo de 1910)  

El atentado

  A las 11:30, cuando la fiesta había terminado se conversaba haciendo sociedad, se vio de pronto que un grupo de emponchados avanzaba, haciendo fuego desde la acera por entre el primer balcón de la izquierda. La descarga fue simultánea, como respondiendo a una consigna dada.
  La escena que se produjo fue indescriptible, dentro de los salones del club, ante aquel asalto a quemarropa, cuando nadie sospechaba de la presencia de los asesinos, que esperaban el momento para proceder y para lo cual aguardaron para que los espectadores de la calle se fueran dejando sola la cuadra.
  Las señoras se desmayaron y los niños sobrecogidos de espanto ante el estallido de salvajismo, gritaban presos de un pánico lastimero.
  En los primeros momentos nadie atinaba con lo que ocurría, porque no era posible sospechar que los asistentes fuesen capaces de no conocer y respetar la presencia de las señoras y los niños.
  Evidentemente los forajidos habrían apuntado  con sus armas a la cabecera de la mesa donde se hallaban reunidos los señores doctor Santiago Fornos, Alberto Ortiz, Sebastián Barrancos, Augusto E, Taliea, Adrián Menéndez, Prudencio S. Moras, Lauro Novaro, Mariano Solveira, Eugenio F. Díaz, doctor Juan Oteiza, Ramón Moras, etc.
  Mientras los médicos presentes atendían a don Carlos Ortiz que había caído atravesado por dos balazos, uno en el vientre y otro más arriba, presentando también auxilios a algunas otras personas, varios de los presentes intentaron perseguir a los asesinos, puestos ya en fuga auxiliados por otros sujetos escalonados estratégicamente.
  La concurrencia abandonó el local del Club Social en medio de protestas que escapaban de todos los labios.



El señor Ortiz fue conducido a su domicilio donde veraneaba su familia, una de las principales de Chivilcoy, que vive en Buenos Aires en la calle Corrientes 2887.
  Todos los médicos de Chivilcoy, menos el de policía, a quien solo hoy a mediodía se dio intervención, se trasladaron a la casa de la familia, prestándole una cariñosa y constante asistencia. Las heridas recibidas por el infortunado escritor eran tan graves que esta mañana a las 9 falleció, circulando rápidamente la noticia en toda la ciudad. Con el joven Ortiz, tan querido en los centros intelectuales de Buenos Aires, pierde Chivilcoy uno de sus hijos… Su sangre pide justicia.

Indignación pública

  En todas partes el comentario se concreta al hecho salvaje que tuvo por teatro al Club Social y las frases de enérgica condenación, estando el la creencia de todos que es necesario castigar a los que armaron el brazo de los criminales, sin reparar la mancha arrojada a la cultura de Chivilcoy, conquistada con el esfuerzo de sus más distinguidos hijos.
  Para justificar la indignación que se condensa en estos momentos y estalla en todas las partes en un grito que es de protesta y de dolor a la vez, es necesario oír referir los hechos que han sumido en el dolor a un hogar distinguido, asesinando al poeta Carlos Ortiz, hijo de este pueblo. Y no es solo el asesinato de Ortiz, sino también las demás víctimas que escaparon providencialmente.

  La traslación a la escuela normal de Mendoza del director de la de Chivilcoy, D. Alejandro Mathus, ha dado margen a una demostración, que se verificaba anteanoche en el Club Social, de cuya institución es presidente el obsequiado.
  El cambio del Sr. Mathus había sido dispuesto por la superioridad, de acuerdo con el propio interesado y después de la visita practicada por el inspector señor Guaglianone, venido por tal motivo a Chivilcoy.

  La gente oficialista no simpatizaba con esa demostración, pues hemos oído referir que el cambio del director de la escuela normal era producto de maniobras de los situacioncitas. De esta modo la fiesta venía a resultar al mismo tiempo una demostración hacia el señor Mathus, una desautorización  a los antecedentes que originaban su traslación.

Los concurrentes al banquete

El banquete comenzó después de las 8, asistiendo además de los comensales muchas familias y un grupo numeroso de niñas escolares que debían entregar al señor Mathus un alfiler y una lapicera de oro y brillantes. Dentro de un cuadro hermoso realizaban la fiesta sin que nada trasluciera la tragedia que maquinaban los asesinos.
  Rodeaban la mesa los señores: Dr. Antonio Novaro, Antonio Seara, Dr. Santiago Fornos, Dr. Alberto Ortiz, Dr. Héctor Julianéz, Emilio N, Moras, Sebastián F. Barrancos, Augusto E, Talico, Cayetano Molina, Dr. Horacio Ortiz, Mario Masey, Antonio Chigliazza, Carlos Duchaine, Martiniano Lobos, Adrián Menendez, Lauro Novaro, Prudencio S. Moras, Carlos Ortiz,  César Patella, Alejandro Suárez, Mariano Solverira, Eliseo Varias, Bartolomé Vivares, José T. Tossa, Eugenio F. Díaz, Florentino Vazquez, Dr. Edmundo Ortiz, Juan Abadie Foix, José Assandri,  Ambrosio Bancora, Domingo Bardengo, Juan B. Cúneo, Lucas Arana, Serafín Casals, Faustino González, José Fernández Coria, Juan Pablo Castillo, Francisco Cores, José Casals, Federico Garnier, Dr. Juan Oteiza, Lisandro Peralta, Pedro Vagaria, Vicente Puyade, Ferderico Rotemburger, Mariano Storni, Dalmaso Silva, Diego Mindurry, Ramón Moras, Horacio Martelletti, Dr. Vicente Novaro, Abdulio Cavadini, Eustaquio de Miguel, Juan Manuel Díaz, Dr. José V.Figueroa, Leoncio Fernández, Antonio Fagnani, Pedro Gómez, Moras José… Juan Barragán, Marcelino Celaya, José Rodriguez, Luciano Almirón, Dr. José María Moras, Pedro G, Madou, Benjamín Jáuregui, Cirilo Levalle, Andrés Guala, Santiago Giachero, Antonio Levalle, Julio Luis Molina, Bernardo Mooney, Pedro Prévide, Pedro Mesplet, Pascual Maifetano, Bautista Simone, Silvano Urquiza, Antonio Ventimiglia, Jesús Villar, Juan Guidobono, Estanislao Moras, Enrique gola, Jaime Ferrer, Antonio Fernández, Francisco Vieytes, José Baccardi, Santiago Tosso, Sabino Villapol, Hermenegildo Miri, Juan Carlos Carosella.

  La fiesta fue ofrecida por el doctor José M. Moras y agradecida por el señor Mathus. Hablaron después el doctor Julianéz y el poeta Carlos Ortiz, que leyó una poesía, la última que entonaría…
  Algunos discursos condenaron enérgicamente la situación que dirige desde hace muchos años el senador provincial don Vicente Loveira, que no está en la ciudad en estos momentos.
  Se había agolpado en las ventanas del Club Social mucha gente escuchándolos discursos. El club da a la plaza principal y las cuatro ventanas que miran a ella se hallaban completamente abiertas. Ocupa la casa que tenía antes el Banco de la Nación, desde que el establecimiento se mudó a su edificio propio.

Los versos del señor Ortiz

  El Sr. Ortiz cayó atravesado a balazos después de haber leído sus versos, como si tuviera la visión de esos puñales a que se refieren sus estrofas…

En el Club Social

  El Club Social es una romería de gente. El público entra y sale a cada instante, y se detiene a contemplar la sangre del infortunado Ortiz, cuyas manchas empañan las losas del balcón donde fue asesinado.
  En todas las fisonomías hay un sello de tristeza y en los corazones palpitan sentimientos de indignación por esa vida preciosa inmolada bárbaramente por criminales que son un baldón para la cultura argentina y que arrojan estigmas vergonzosos sobre toda nuestra educación popular.

  También entramos nosotros en el club, con la multitud silenciosa, para conocer el lugar de la tragedia.
  El salón es amplio y mira, como ya dijimos, a la plaza principal. En los balcones se ven proyectiles y trozos de pared desconchada por las balas que buscaron las cabezas sobre las cuales iban a tirar en la posesión del plan canallesco.

Suspensión del comisario

  Esta mañana llegó el comisario inspector señor Rivero acompañado del oficial al servicio de la inspección, señor Nievas. En el mismo tren vino un piquete de hombres de la gendarmería volante. Como primera providencia el comisario de esta ciudad señor Latitte quedó suspendido mientras se instruye el sumario en el cual trabaja activamente el señor Rivero secundado por su auxiliar. El comisario inspector ha levantado un croquis del lugar del crimen.

  Esta tarde se dirigió a todos los comisarios de la provincia recomendando la captura de algunos sospechosos.
  Conforme a un pedido del señor Rivero el juez del crimen del departamento del centro, Dr. Hernández, ha dispuesto que mañana se practique la autopsia al cadáver del señor Ortiz, encargándose de ella al médico de policía Dr. Zunino…

Asamblea de vecinos

  El pueblo celebró esta mañana una asamblea en el Club Social para protestar del crimen de ayer y la mayor parte de la concurrencia se dirigió después al domicilio del señor Ortiz, presentando una escena de intenso dolor producida a la entrada de cada deudo.

Datos complementarios

  Como protesta contra el crimen, el doctor Carlos A. Correa ha presentado su renuncia de miembro del consejo escolar, el Dr. Juan Oteiza de médico municipal, y los señores Guillermo Sánchez y Storni de miembros del consejo deliberante, y D. Luciano López de agrimensor municipal.

  La familia del Sr, Ortiz ha solicitado la presencia del juez del crimen. Se espera al jefe de policía. El público irá a la estación a pedirle justicia.
  Se han dirigido muchos telegramas de protesta al gobernador, dando al mismo cuenta de lo ocurrido y de la fecha inaudita, como los bandoleros atacaron a la concurrencia del Club Social.

  Por su parte el intendente municipal señor Barbagelatta, envió el siguiente despacho al Sr. Irigoyen:

“Un crimen bochornoso que levanta mi más honda protesta, se ha perpetrado anoche en momentos que se celebraba un banquete en el Club Social”. “Como intendente de Chivilcoy solicito de V. E. interponga toda su influencia para que la justicia haga irradiar sus luces en el tenebroso suceso, impropio de un pueblo culto como Chivilcoy”. “La regresión que impronta el crimen perpetrado obliga a que la justicia realice su obra de reparación para satisfacer la vindicta pública que reclama a los autores del vandálico y salvaje hecho cometido”.

  Los diarios publican boletines. “El Debate” formula acusaciones terminantes, indicando el nombre de la persona que pagó a los mercenarios para que asesinaran a la concurrencia del Club Social durante la fiesta de anoche.

 “El Nacional”, que en parte es amigo, ha publicado esta tarde un boletín diciendo: “Una versión interesada e infundada circuló rápidamente indicando como instigadores del delito a las autoridades locales y a respetables vecinos”. “La especie nos mueve a protestar del hecho bárbaro que si entraña la más alevosa intuición criminal, pasando sobre las cenizas calientes del mártir de la inocencia de los hombres sobre quienes se hecha el ludibrio  de una sospecha, es más infame que la propia acción del delincuente”.

Informaciones desde La Plata

  Recibimos de nuestra corresponsal en La Plata la siguiente información sobre el atentado:
“La primer noticia del suceso fue recibida anteanoche a las 12 por teléfono desde Buenos Aires por el inspector Daus, que se hallaba de servicio en el departamento central de policía. Poco después se recibía un parte del comisario de Chivilcoy señor Latitte, dando cuenta sumaria de lo ocurrido. La comisaría se halla a menos de dos cuadras del Club Social. Manifiesta aquel funcionario que al sentir el tiroteo se dirigió al sitio de donde partía, encontrándose con un gran tumulto. Allí le informó el Sr. Carosella que un emponchado había hecho fuego desde la calle sobre las personas asistentes al banquete, fugando luego…


Alberti – Demostraciones de protesta.

  El comercio y el vecindario de ésta han dirigido un telegrama al gobernador protestando por el atentado cometido en Chivilcoy, del que resultaron víctimas don Carlos Ortiz y otros heridos, pidiéndole justicia y el castigo a los culpables…



LA NACIÓN – Buenos Aires – 5 de marzo de 1910.


La crónica telegráfica y los grabados que la ilustran expresan las proporciones alcanzadas por el sepelio de los restos del señor Ortiz, fue una manifestación en sentido de duelo y protesta que se exteriorizó con una elocuencia digna del suceso que ha conmovido de un modo tan hondo el espíritu público por el significado que encierra el hecho.

  El atentado en Chivilcoy ha repercutido en todas partes suscitando la misma condenación. Nadie ha tratado de encontrar atenuantes ni de dar al acontecimiento una derivación que no fuera lógica, aspirando a que se haga la más severa justicia. Y es de esperar que la justicia se haga a fin de que se termine para siempre ese inesperado retoño de gauchos malos de la política rural. Buena parte de la población de Chivilcoy concurrió al sepelio de la víctima en testimonio de duelo y de turbada de la tragedia, se  adhiere el país entero…

Mitin de protesta

  Esta tarde se verificó un mitin de protesta contra el crimen y para pedir la renuncia de las autoridades que todavía no han dimitido, solidarizándose con la situación.
  La columna recorrió la calla Pellegrini hasta la Plaza España y volvió por la avenida Suárez hasta la plaza principal, donde hablaron el señor Mathus, el doctor Julianez y el señor López.
  El acto se verificó dentro del más perfecto orden. La concurrencia se dirigió después al Club Social, cuyos salones permanecen siempre llenos de público comentando los sucesos de actualidad

Los detenidos.

  Hoy se han tomado muchas declaraciones, llamándose a los vecinos para aprovechar el concurso que podían aportar. Ya está casi asegurado el éxito de la pesquisa y casi también individualizados los autores del crimen.
  Con mucho empeño se ha buscado al hermano de un provinciano que ha desaparecido de Chivilcoy. Allanada la casa donde vive, se encontraron rastros de su huida. 
Una comisión que partió para el partido de Chacabuco, suponiéndose en un establecimiento de campo, regresó en el día sin el prófugo que ha desaparecido, pero al cual espera la policía capturar.
  Hay algunos detenidos que aparecen comprometidos, pero el fugitivo es el que falta para completar la investigación policial.
  Por la ciudad circularon muchos rumores y se hacen comentarios de la intervención que pueden tener personas que se indican como envueltas en el hecho, pero sería naturalmente una imprudencia hacerse eco de ellas sin más base de verdad que suposiciones que pueden ser infundadas.
  La policía trabaja con ahínco  y tiene empeñado su prestigio en esta campaña originada por el crimen.
  Al detenerse a los individuos que están presos e incomunicados, naturalmente se han secuestrado armas de fuego para comprobar la comparación que pueda haber entre ellas y los tiros disparados en el Club Social. Algunas armas son flamantes, como si se hubiesen comprado para ese objeto.

El niño Paunessi

  El jefe de policía señor Lavié, visitó esta mañana en su domicilio al niño Pascual Paunessi, herido en la noche del crimen, interesándose por su estado que por el momento no reviste gravedad.
  También lo visitamos nosotros,  mientras la pobre madre se halaba sentada a la cabecera de la cama observando la faz pálida de la víctima.
  Cuando dijimos al niño que íbamos de “La Nación” nos miró desde su lecho con esa mirada melancólica que entristece cuando asoma a los ojos de los niños…



  La ciudad amaneció hoy como en los días de los grandes duelos públicos, envuelta en un ambiente de honda tristeza, porque el dolor del asesinato perpetrado con inaudita alevosía tiene acongojados a todos los corazones y la protesta se manifiesta donde quiera.
  El comercio cerró sus casas, y todas las familias, hasta los modestos moradores del suburbio hicieron lo propio, significando de esta manera su condenación.
  Muchas casas aparecieron enlutadas y todos los rostros mostraban señales de tristeza. No ha presenciado jamás Chivilcoy una manifestación más intensa ni una protesta que condene el mayor número de voluntades…

ORIGENES DEL PERIODISMO EN CHIVILCOY

Así como hombres y mujeres se dedicaban a las rudas tareas agrícolas, surgían profesionales de distintas ramas, educadores, escritores y periodistas, con ideas ambiciosas, queriendo darles un contenido de progreso y bien común a esos comienzos de trabajo, quehacer cultural y civilizador. Este rumbo comenzó a concretarse mediante la publicación de folletos, diarios, periódicos, revistas y libros que han quedado como testimonio del historial chivilcoyano.

En 1875 Miguel Calderón y Carlos Fajardo instalan en la Avenida Villarino N°28 una pequeña imprenta que adquieren en Buenos Aires. Junto a Luis Mohr el 18 de marzo del mismo año, con la dirección de Roque Nuñez aparece el primer número del periódico “La campaña”. Miguel Calderón era hijo de Calixto Calderón, uno de los fundadores de Chivilcoy. Roque Núñez era un periodista español, que había vivido previamente en Uruguay. Se caracterizó por su lucha en defensa de la libertad de pensamiento, lo que le ocasionó como actor del periodismo, más de un ataque de los matones que manejaban los caudillos políticos haciendo culto del uso del puñal y del trabuco.

Entre los colaboradores de “La campaña”, se encuentran Luis Fernández, Sebastián Barrancos, Antonio Cerqueira, Dorotea L. de Péchieu, Juan Cúneo, Manuel Bares, Andrónica Calderón y Manuel López Lorenzo. Los dos últimos influyeron en la formación del poeta Carlos Ortiz, siendo Andrónica Calderón, hermana de PetronaCalderon de Ortiz – madre de Carlos Ortiz. Fue periodista, escritora y poeta de brillantes condiciones. Colaboró también en la edición de la primera publicación con carácter de revista: “El primer chivilcoyano”. Se la considera la primera poetisa lugareña.

Manuel López Lorenzo, periodista, escritor, poeta, maestro y orador, arribó a Chivilcoy proveniente de España en el año 1866. De gran vocación por la educación popular fundó una escuela de carácter politécnico. Fue el primer maestro de poesía que tuvo Carlos Ortiz.

A fines de 1875, Miguel Calderón y Carlos Fajardo venden la propiedad a Nicolás Frecier y a Luis A. Mohr, que llevan adelante la segunda publicación periodística que conoce Chivilcoy: “La reforma”.
También en el mismo año aparece “El látigo”, publicando solo cuatro ediciones y dirigido por Eugenio Ramírez y su colaborador Aparicio Islas.

El 8 de noviembre de 1876 nace el periódico “La opinión”, colaborando en su redacción Manuel López Lorenzo, Carlos A. Fajardo, Luis Mohr, Perfecto Caañamo y Federico Soarez. Al decretarse por el gobierno estado de sitio, “La opinión” expresa su protesta por la medida restrictiva de los derechos constitucionales, actitud que determinó que las fuerzas policiales clausuraran el periódico. Insistiendo con la prédica periodística en defensa de la verdad, se editó “La buena opinión”, lo que le significó una nueva clausura.

En diciembre de 1877 se edita el semanario “La defensa”, redactado por Luis Deus.
A fines de 1877, Nicolás Frecier y Luis Mohr, tratando de darle continuidad a “La reforma”, cambian su nombre por el de “Opinión y reforma”, siendo este un periódico de carácter regional.
En 1877 se publica en Chivilcoy “Eco del oeste” dirigido por Roque Núñez, circulando además por el partido de Mercedes hasta 1879, año en que Núñez publica un nuevo periódico, “La verdad”.

En 1877 también hace su aparición el semanario dirigido por Luis F. Deus, “La defensa”, de efímera existencia.
Transcurre 1879 cuando aparece nuevamente “La campaña”, iniciando su segunda época.
En 1880 se publica “La provincia”, administrado por Juan Glitz, Nicolás Frecier y Eduardo Rochex. Tenía orientación a la candidatura de Carlos Tejedor para presidente, con el apoyo político de los mitristas, enfrentados a Julio A. Roca. La puja terminó en una lamentable revuelta cívico-militar que tuvo repercusión en Chivilcoy, donde un importante grupo de vecinos conocedores del manejo de armas intervinieron en la misma. Se impuso Julio Roca.

Entre 1881 y 1883 Pedro Barreira publica “La época”. Barreira, periodista de grandes condiciones, logró destacarse posteriormente en el periodismo nacional.

En 1885, Valerio Chávez, edita“La democracia”, diario con una trayectoria de más de cuarenta años ligado al historial periodístico de Chivilcoy. Colaboran en el mismo el extraordinario periodista Faustino Calvetti y Gonzalo Falcatto como redactor.

En 1888 se funda “El pueblo” con redacción y dirección anónimas, figurando solo su administrador. Juan F. Badan. Su dirección postal era San Martín N° 36 – Altos . Se encontraba identificado con la política del Partido Autonomista Nacional.

En 1898 aparece “El Nacional”, con la dirección de Faustino Calvetti. Respondía al Partido Autonomista Nacional y al sevicio del caudillo Vicente Loveira.

En 1891 nace “El porvenir”, dirigido por Alejandro Caamaño. Apoyaba la candidatura para la presidencia de Bartolomé Mitre.
Al comenzar el siglo XX, solo dos publicaciones diarias aparecían regularmente. “La democracia”, fundada por Valerio Chávez en 1885, y “El nacional” de Faustino Calvetti. El primero de carácter independiente y popular, y el segundo vocero de la fracción política de Vicente Loveira.
En estas publicaciones colaboran personas de reconocida labor en el análisis e interpretación de los hechos políticos, sociales y literarios de Chivilcoy.

REFERENCIAS HISTÓRICAS RELACIONADAS

En 1908 falleció Francisco Ortiz y Acosta, padre del poeta Carlos Ortiz. Autor de diferentes textos poéticos, fue figura de la sociedad chivilcoyana de la época. Había nacido en 1835. Su esposa, Petrona Calderón, nacía en 1840 y fallecía el 12 de octubre de 1926. Mujer de hondo espíritu caritativo y benefactora del Patronato de la Infancia, se convertía en una verdadera matrona de la vida social de Chivilcoy.

El 22 de octubre, en la celebración del 53 aniversario de la fundación de la ciudad de Chivilcoy, se lleva a cabo la inauguración del busto del General Bartolomé Mitre, en la plaza homónima. Dicho busto había sido realizado por el escultor español, Torcuato Tasso Nadal y el citado paseo público, que se denominaba anteriormente Esteban Echeverría, como un homenaje al escritor nacional, por una iniciativa de Vicente Loveira, se le impuso, el 8 de junio de 1906, el nombre del General Mitre.

El Complejo Histórico Municipal funciona en un inmueble que perteneció a la familia de Vicente Loveira y Segunda Calderón de Loveira, adquirida con posterioridad por la familia de Marcelino Celaya y Rosa Lidia Gionto de Celaya. Ambas familias tuvieron a sus hombres como intendentes de la ciudad.
Un amplio patio, con pérgola de glicinas y bignonias, jazmines y geranios, la fuente en uno de sus jardines, reciben al visitante.
Artesanales cielorrasos de lienzo pintado y madera encajonada, policromos murales, son algunos de los detalles centenarios que conserva la casa. En otros aspectos, Vicente Loveira realizó muchas obras públicas para Chivilcoy y ha perdurado en el nombre de una calle y en el busto de la Plaza 9 de Julio.


Bibliografía de consulta

*Mauricio Birabent – “El pueblo de Sarmiento” – 1938.
*Mauricio Birabent – “Chivilcoy después de un siglo” – 1973.
*Vicente J. Abriola – “Chivilcoy, el periodismo y su gente” – 1980.
*Carlos Ortiz – “El poema de las mieses” – Impresiones Antuña 1977.
*Gaspar J. Astarita – “Retablo chivilcoyano II” – 2004.
*Juan A. Larrea – Nota: “El poeta Carlos Ortiz”
http://xn--maslacampaa-beb.com.ar/noticia.php?id=3037&edicion=2012-01-31%2014:46:41
*Osvaldo Benítez –Nota“Carlos Ortíz, recordando al gran escritor argentino”(tomado el 22/09/14).
 http://laaldearevista.com.ar/carlos-ortiz-recordando-al-gran-escritor-argentino/
 *La Razón de Chivilcoy - Tras los pasos de la historia chivilcoyana en los albores del siglo XX.  http://www.larazondechivilcoy.com.ar/site/template2.php?
 *Archivo literario Municipal de Chivilcoy.
* Ensina, Rocío. El nuevo modernismo del mundo, México: La Trina, 1950.
*Téllez, Luis Diego, El modernismo entre las piernas de la actualidad, Argentina: Ritinga, 1979.
*Henríquez Ureña, Max. Breve historia del modernismo, México: Fondo de cultura Económica, 1978.
* http://es.wikipedia.org/wiki/Centenario_argentino
*”La Nación” – Buenos Aires – Ediciones del 4 y 5 de marzo de 1910. – Hemeroteca Congreso Nacional.
*”La Vanguardia” – Buenos Aires – 7 de marzo de 1910 – Hemeroteca Biblioteca Nacional.




ISBN 978-950-43-2432-4

1. Ortiz, Carlos. Biografía. I. Título

CDC 927 - Fecha de catalogación; 27 - 10 - 2014

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1 comentario:

  1. De niño yo escuchaba recitar, recitaba y ahora recito con pasión a mis hijos y nietos la bellísima poesía "El arado" del eimio poeta Carlos Ortiz. está publicado en el libro "Panoramas de América", que acompañó nuestra feliz infancia.

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