jueves, 1 de enero de 2015

NOTA E: HISTORIAS, MITOS Y LEYENDAS NAVIDEÑAS

NOTA E: HISTORIAS, MITOS Y LEYENDAS NAVIDEÑAS

Historias, mitos y leyendas navideñas

 En estos días parece que todo fuera diferente. Los adultos empiezan a planear cómo y con quién compartirán las Fiestas y los chicos se divierten armando el arbolito y el pesebre, escribiendo cartas a Papá Noel y a los Reyes Magos unos días después.
Toda la magia y la euforia que se vive en las calles y en las vidrieras llenas de luces y colores, se trasladan también a muchos hogares, que comienzan a decorarse con adornos rojos y verdes.

 Es cierto que este perfil consumista no es la realidad de muchas familias argentinas excluidas y miles de niños que no tienen satisfechas sus necesidades mínimas básicas y garantizados sus derechos a la igualdad de oportunidades en la vida. Pero es así la sociedad egoísta e indiferente en la que estamos inmersos.

 Un obispo llamado Nicolás nacido en Myra (hoy territorio turco) en el año 271 d. de C., habría sido a quien hoy llamamos Papá Noel. Heredó una cuantiosa fortuna y decidió distribuirla entre los más necesitados antes de ingresar a un convento.
Cuenta la leyenda que había un hombre que tenía tres hijas. Como era muy pobre no podía darles una dote para casarse. Una mañana, encontró una bolsa llena de oro en la puerta de su casa. Al día siguiente encontró otra. Esa misma noche decidió esperar despierto para ver de dónde provenía aquel dinero. Así descubrió que era el obispo Nicolás el que se lo dejaba.




 Cuando los mahometanos invadieron Myra, los cristianos trasladaron los restos del obispo a Bari, en Italia, donde fue santificado como San Nicolás de Bari. En esa ciudad se le adjudicaron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía. En Roma ya en el año 550 le habían construido un templo en su honor.

 Su fama de protector difundió también entre los marinos holandeses que lo bautizaron Sinterklaas, y llevaron su culto a Estados Unidos.

 Los norteamericanos le pusieron finalmente Santa Claus y popularizaron su tradición. En las navidades de 1931, una conocida marca de gaseosas a nivel mundial lo usó para un aviso publicitario. El artista que diseñó la imagen creó a un señor gordo de barba blanca, vestido de rojo y blanco que hoy todos conocemos.

 Los historiadores coinciden en que fue Martín Lutero el creador del primer arbolito de Navidad. Una Nochebuena llevó un abeto a su casa, lo adornó con velas y le dijo a sus hijos: “Así brillaban las estrellas de Belén el día que nació Cristo”
Los sopladores de vidrio de Bohemia crearon los primeros adornos para los arbolitos.

En 1807 llegó el primer arbolito navideño al Río de la Plata. Lo armó el irlandés Michael Hines en una plaza de la ciudad de Buenos Aires. Según algunos historiadores, Michael Hines supo tener una casa en el elegante barrio de Santo Domingo. Durante la Navidad de 1828, Hinés puso un gran árbol de abedul en el salón de su casa, decorado con velas encendidas, motivos navideños, estrellas plateadas y regalos en su base. La luz de las velas podían verse a través de las ventanas abiertas de su balcón, para el asombro de sus vecinos. Se piensa que este haya sido el primer árbol de Navidad que tuviera Buenos Aires.


Guillermo Pinotti

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